Iñaki Arteta-La Razón
Entre el caso Cifuentes, los nuevos episodios de Puigdemont por Europa y los errores de protocolo en la familia Real, se cuela la inauguración de la obra Arbolaren Egia -La Verdad del Árbol- (8 metros de altura y 3 toneladas de peso) presentada en Bayona este fin de semana para conmemorar el primer aniversario del desarme de ETA. Sería un escándalo en otra tierra menos acostumbrada a la infamia.
“No he intentado provocar a nadie ni hacer afrenta ninguna”, afirma el escultor guipuzcoano. Entiendo al escultor. Pagado o no ¿quien puede rechazar la oferta de hacer una obra en cuyo planteamiento aparece la palabra PAZ? Otra cosa sería que aparecieran las palabras “contra el terrorismo” o “a favor de las víctimas de ETA”.
El alcalde ha dicho que no se pretende homenajear con el monolito a ETA, sino representar que «se ha acabado la violencia”. También terminó el GAL pero se quedó sin su escultura conmemorativa. No es lo mismo: ETA sí que mantiene sus fervientes y activos seguidores.
En Miajadas (Cáceres) tienen el “tomatazo de Miajadas” una escultura sorprendentemente similar a esta y que aparece en el ranking de los monumentos más absurdos del país. Me encantaría que esta cosa inaugurada con la ridícula devoción con que se presenta cualquier evento relacionado con ETA (y la paz, claro) se incluyera en tan bizarro listado.
Iñaki Arteta Orbea
8 de abril de 2018