Luis Ventoso-El Debate
  • De manera altruista, para colaborar con la causa, algunas ideas para contribuir al ilusionante plan de «regeneración democrática» del presidente Sánchez

Sánchez presentará este martes su muy cacareado plan de «regeneración democrática». La pregunta fachosférica se vuelve inevitable: ¿Mr. Fango va a acabar con el fango?

A priori, colocar juntas las palabras Sánchez y regeneración supone componer un chirriante oxímoron. Ver a un político con el historial de Sánchez lanzando un programa de limpieza en la vida pública es como si Angus Young, el guitarrista de AC/DC, encabezase una campaña contra el ruido, o como si el protagonista de La naranja mecánica se pusiese al frente de un grupo pacifista.

Pero tal vez estemos equivocados en nuestras pérfidas sospechas y Mi Persona albergue las más limpias y honorables intenciones con su plan de «regeneración democrática». Así que como leales ciudadanos del régimen «progresista», que no queremos acabar en algún correccional de reeducación, procedemos a aportar algunas modestas ideas que el Líder Supremo podría aplicar desde ya en su plan regenerativo:

-Podría cesar a su abrasado ministro del Interior, condenado por el cese ilegal de Pérez de los Cobos, multi reprobado por el Parlamento y mentiroso compulsivo en el caso de la tragedia en el lado marroquí de la valla de Melilla, en junio de 2022.

-Podría aclarar la insólita situación fiscal de su hermano y los vidriosos negocios de su mujer (aprovechando de paso para dejar de acosar al juez empleando todo el aparato del Estado en la defensa de una particular, para más señas, su mujer).

-Podría llegar a un acuerdo con PP y Vox para derogar la infame Ley de Amnistía, que premia a los delincuentes separatistas, va contra la mayoría social, es inconstitucional y desaira el más importante discurso del Rey.

-Podría renunciar hoy mismo a la corrupción política que supone comprar el sillón de Illa con un aberrante e injusto cupo catalán, que se pagará sisándonos miles de millones al resto de los españoles.

-Podría cesar a la ministra de Trabajo por manipular los datos del paro sistemáticamente y estafar a los españoles contando 700.000 parados menos de los que existen.

-Podría largar a todos esos ministros comunistas de su Gobierno que de manera grimosa están apoyando a la narco dictadura venezolana.

-Podría cesar a ese veterano golfo de la demoscopia, salido de la Ejecutiva del PSOE, al que colocó en el CIS para que truque todas las encuestas a favor de la izquierda.

-Podría cesar al ministro de Justicia por acosar al juez que investiga a su mujer, porque está pisoteando el principio de la separación de poderes, sin el que nunca existirá una «regeneración democrática».

-Podría cesar al energúmeno que tiene en Transportes, por insultar a periodistas por su nombre y apellidos solo porque no son simpatizantes del régimen «progresista».

-Podría relevar al fiscal general del Estado, que está a punto de ser imputado por filtrar información privada de un particular para apoyarle a usted en su guerra contra una presidenta autonómica que osa discrepar del régimen «progresista».

-Podría romper su alianza antiespañola con el partido de ETA y con las dos formaciones que en 2017 dieron un golpe de Estado contra la unidad de España.

-Podría conceder alguna vez entrevistas a medios que no son de su cuerda y dejar de convertir en un mitin las ruedas de prensa del consejo de ministros.

Podría, en fin, pedir disculpar por ser el presidente más mendaz y divisivo de nuestra democracia y por los escándalos de nepotismo y corrupción de su familia y su partido y tener la dignidad de marcharse a su casa hoy mismo.

Perderle de vista sí que sería regeneración democrática de la buena, y no un plan chavista más o menos edulcorado para controlar a periodistas y jueces díscolos, que es lo que nos presenta tomándonos de nuevo por pánfilos.