Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Soy consciente de que ahora no toca. De que ahora lo verdaderamente importantes es recuperar entre todos la estabilidad emocional de nuestro presidente y la de su entorno, gravemente dañada por la acción conjunta de la jauría mediática que copia sin rubor lo que antes le hicieron a Ayuso, (con su padre, su hermano y su novio acosados) a Barberá (a quien el acoso le condujo a la muerte), a Camps (quien mereció el honor de 167 portadas en El País) o incluso al mismo Aznar, quien no necesitó cinco días de reflexión para averiguar si merecía la pena seguir tras el intento de asesinato que perpetraron los próximos de uno de los pilares del actual Gobierno. Una jauría mediática en cerrada connivencia con los practicantes del ‘lawfare’. Ahí es nada…
Vale, no toca, pero en cuanto los ministros encuentren un momento libre en sus actuales ocupaciones de defensa, apoyo y protección al líder sería de agradecer que echasen un ojo a las nimiedades que nos aparecen en el horizonte. En este ambiente crispado que vivimos tienen altavoz permanente los desvelos de Sánchez, pero pasan desapercibidas cosas como las advertencias del Banco de España y de las instituciones europeas acerca del complejo futuro del sistema de pensiones. La UE ha dado un revolcón a los datos de ministro Escrivá al asegurar que las subidas de las cotizaciones -cuyo impacto en el empleo se calcula en 50.000 puestos de trabajo por cada punto de subida-, no serán ni remotamente suficientes para asegurar su estabilidad. La generosidad de las pensiones es tal que en estos tiempos de inflaciones altas los gastos crecen a una velocidad que los ingresos no pueden compensar por más que la contratación mejore y las cotizaciones suban.
Y luego va el Banco de España y afirma que la prolongación del tiempo de trabajo (el retraso en la edad de jubilación, traducido al castellano) tampoco será suficiente y que necesitamos incorporar al sistema 25 millones (!!) de personas que, como no podrán ser nativos -no los hay- deberán ser inmigrantes. La cifra es tan elevada que deberíamos reflexionar sobre ella en cuanto tengamos un momento de reposo. Sin inmigrantes las pensiones se tambalean y con tantos inmigrantes se tambalea la sociedad. Será necesario repensar la educación, los sistemas de acogida, las ayudas sociales, la integración, la prevención de los guetos y tantas cosas más… que cuanto antes empecemos a pensar en algo diferente a las cuitas presidenciales, tanto mejor.