JAIME IGNACIO DEL BURGO / Expresidente de Navarra, ABC 23/06/13
· España es como es y no como a algunos les gustaría que fuera. En el núcleo esencial de nuestra nación no hay sitio para la uniformidad y el centralismo. Cuando decimos que España es una nación plural queremos demostrar que somos un pueblo diverso. Navarra brilla de una manera singular, que no privilegiada, por su especial modo de integración en el conjunto nacional. En 1978, cuando la Constitución puso fin al Estado centralista, Navarra era la única comunidad española en la que nunca se arrió la bandera del autogobierno. Nuestro régimen foral, plasmado en la Ley Paccionada de 1841, fue fruto del pacto entre la Diputación y el Gobierno para integrar a Navarra en el nuevo Estado liberal surgido de la Constitución de 1812.
Por eso a los navarros nos chirrían los oídos cuando se nos acusa de mantener un régimen medieval. Algunos, en su ignorancia, llegan a decir que los «privilegios» fiscales fueron un premio al valor de las brigadas navarras durante la Guerra Civil. Ante los ataques actuales, en otras épocas nos habríamos puesto especialmente nerviosos. A finales del XIX padecimos el intento de un ministro liberal-progresista, Germán Gamazo, que trató de arrebatar a Navarra el derecho a mantener su propio régimen fiscal, una de las competencias históricas que habían traspasado las fronteras de la estatalidad navarra en el Antiguo Régimen. La Diputación Foral movilizó al pueblo navarro y consiguió conjurar el peligro. Ahora no nos ponemos nerviosos. Porque quien defiende a nuestros fueros es la propia Constitución, que ampara y respeta nuestros derechos históricos, y el Amejoramiento del Fuero de 1982. Su supresión o mutilación sería el triunfo de sinrazón de la fuerza sobre la razón del derecho.
Navarra tiene plena autonomía fiscal. Establece y mantiene su propio sistema tributario, armonizado con el del Estado en el Convenio Económico, cuyo propio nombre revela su carácter paccionado. En él se fijan las aportaciones de Navarra a las cargas generales de la nación (la Corona y las instituciones del Estado, la defensa, el servicio exterior, la seguridad nacional, las grandes infraestructuras nacionales, el fondo de solidaridad interterritorial, los intereses y cuotas de amortización de la deuda del Estado y todas aquellas competencias estatales inherentes a la unidad constitucional).
Es rotundamente falso que Navarra sea una especie de paraíso fiscal. Para una población de 600.000 habitantes los 3.000 millones de euros que suponen los presupuestos forales demuestran un considerable esfuerzo fiscal. Y si la recaudación cae, no nos queda otro remedio que apretarnos el cinturón. Hace no mucho tiempo el Ministerio de Hacienda elaboró las balanzas fiscales. Navarra estaba entre las seis comunidades que eran contribuyentes netos al funcionamiento del Estado. También Navarra aporta más de lo que recibe de la Seguridad Social, el principal instrumento de solidaridad entre los españoles. Poner en solfa nuestro régimen, además de artificioso, oportunista e injusto, es dar munición al separatismo vasco.
JAIME IGNACIO DEL BURGO / Expresidente de Navarra, ABC 23/06/13