EL DIARIO VASCO, 2/8/2011
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, aprovechó ayer el final de su homilía en la misa mayor en honor a San Ignacio en la basílica de Loyola para hacer algunas referencias a la actualidad política de Euskadi.
A diferencia del año pasado, cuando se centró en la educación y eludió las cuestiones puramente políticas, ayer aseguró que «nuestra fe en Cristo también incluye nuestra preocupación y corresponsabilidad con los problemas de nuestra sociedad. Un año más, le encomendamos a nuestro santo patrono la paz de nuestro pueblo: Pedimos con insistencia la disolución de la banda terrorista ETA y apostamos por un camino de reconciliación que permita sanar tantas heridas abiertas».
En este punto, Munilla se refirió al comunicado que emitió hace un mes el grupo de presos críticos de ETA denominado ‘Presos comprometidos con el irreversible proceso de paz’ y señaló que «con alegría y esperanza hemos conocido en fechas recientes que algunos presos condenados por delitos de terrorismo han manifestado la necesidad y la importancia de realizar una lectura crítica de la acción violenta de ETA. Una vez más, nos reafirmamos en nuestra convicción evangélica: La verdadera paz no puede nacer de los meros cálculos políticos, sino de un auténtico arrepentimiento». El prelado añadió que «el arrepentimiento desinteresado es el primer paso hacia la reconciliación con las víctimas, hacia la pacificación, y hacia la normalización».
Munilla quiso animar «a todos a abrir los corazones y a no tener miedo al arrepentimiento, a la conversión, a la reconciliación. A los creyentes se lo quiero decir de una forma muy especial, con las palabras del beato Juan Pablo II: ‘No tengáis miedo, abrid las puertas de vuestro corazón de par en par a Cristo’».
Para finalizar su homilía, el obispo de San Sebastián lanzó una invitación «a los católicos que practicaron cualquier tipo de violencia, o que la apoyaron, o que simplemente albergan odio en sus corazones, a que se abran al perdón de Dios, que se les ofrece siempre en el sacramento de la confesión. Les animo además a tomar un compromiso activo por la reconciliación y por la paz».
Debate teológico
La homilía del obispo tuvo una profunda carga teológica que bien pudiera estar relacionada con el debate que se ha generado últimamente en la diócesis guipuzcoana a raíz de los problemas que ha tenido el exvicario general, José Antonio Pagola, con la Comisión para la Doctrina de la Fe por su visión sobre la figura de Jesús. Sin mencionar en ningún momento esta polémica, Munilla indicó que «es usual que actualmente se presente y se subraye la humanidad de Jesús de Nazaret, en detrimento de la confesión de su divinidad, la cual queda silenciada con demasiada frecuencia, cuando no negada».
El obispo dio su opinión sobre esta cuestión y señaló que «la experiencia nos demuestra que los errores cristológicos derivan siempre en errores eclesiológicos, de forma que cuando se debilita la confesión de la divinidad de Jesucristo y se habla de Él como de un mero hombre, irremediablemente, la Iglesia pasa a ser percibida como una mera institución humana. Pero cuando Cristo es confesado como Dios y hombre verdadero, entonces la Iglesia es mucho más que una institución humana: es la prolongación de la presencia de Dios entre nosotros».
Otro de los puntos que tocó Munilla en su homilía fue el de la presencia de los jóvenes en la Iglesia. Señaló que «el Papa nos visitará en agosto para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. A veces se acusa a la Iglesia de tener un lenguaje y unos métodos anquilosados, y otras veces se le critica por realizar un esfuerzo de comunicación como éste, en unos parámetros culturales jóvenes. Está claro que no hay razones para quien no quiere entender».
Consideró que «lo importante es que, sin dejarnos distraer por críticas superficiales, aprovechemos esta ocasión para hacer llegar el mensaje de Cristo y de su Iglesia a nuestros jóvenes».
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, aprovechó ayer el final de su homilía en la misa mayor en honor a San Ignacio en la basílica de Loyola para hacer algunas referencias a la actualidad política de Euskadi. A diferencia del año pasado, cuando se centró en la educación y eludió las cuestiones puramente políticas, ayer aseguró que «nuestra fe en Cristo también incluye nuestra preocupación y corresponsabilidad con los problemas de nuestra sociedad. Un año más, le encomendamos a nuestro santo patrono la paz de nuestro pueblo: Pedimos con insistencia la disolución de la banda terrorista ETA y apostamos por un camino de reconciliación que permita sanar tantas heridas abiertas».
En este punto, Munilla se refirió al comunicado que emitió hace un mes el grupo de presos críticos de ETA denominado ‘Presos comprometidos con el irreversible proceso de paz’ y señaló que «con alegría y esperanza hemos conocido en fechas recientes que algunos presos condenados por delitos de terrorismo han manifestado la necesidad y la importancia de realizar una lectura crítica de la acción violenta de ETA. Una vez más, nos reafirmamos en nuestra convicción evangélica: La verdadera paz no puede nacer de los meros cálculos políticos, sino de un auténtico arrepentimiento». El prelado añadió que «el arrepentimiento desinteresado es el primer paso hacia la reconciliación con las víctimas, hacia la pacificación, y hacia la normalización».
Munilla quiso animar «a todos a abrir los corazones y a no tener miedo al arrepentimiento, a la conversión, a la reconciliación. A los creyentes se lo quiero decir de una forma muy especial, con las palabras del beato Juan Pablo II: ‘No tengáis miedo, abrid las puertas de vuestro corazón de par en par a Cristo’».
Para finalizar su homilía, el obispo de San Sebastián lanzó una invitación «a los católicos que practicaron cualquier tipo de violencia, o que la apoyaron, o que simplemente albergan odio en sus corazones, a que se abran al perdón de Dios, que se les ofrece siempre en el sacramento de la confesión. Les animo además a tomar un compromiso activo por la reconciliación y por la paz».
Debate teológico
La homilía del obispo tuvo una profunda carga teológica que bien pudiera estar relacionada con el debate que se ha generado últimamente en la diócesis guipuzcoana a raíz de los problemas que ha tenido el exvicario general, José Antonio Pagola, con la Comisión para la Doctrina de la Fe por su visión sobre la figura de Jesús. Sin mencionar en ningún momento esta polémica, Munilla indicó que «es usual que actualmente se presente y se subraye la humanidad de Jesús de Nazaret, en detrimento de la confesión de su divinidad, la cual queda silenciada con demasiada frecuencia, cuando no negada».
El obispo dio su opinión sobre esta cuestión y señaló que «la experiencia nos demuestra que los errores cristológicos derivan siempre en errores eclesiológicos, de forma que cuando se debilita la confesión de la divinidad de Jesucristo y se habla de Él como de un mero hombre, irremediablemente, la Iglesia pasa a ser percibida como una mera institución humana. Pero cuando Cristo es confesado como Dios y hombre verdadero, entonces la Iglesia es mucho más que una institución humana: es la prolongación de la presencia de Dios entre nosotros».
Otro de los puntos que tocó Munilla en su homilía fue el de la presencia de los jóvenes en la Iglesia. Señaló que «el Papa nos visitará en agosto para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. A veces se acusa a la Iglesia de tener un lenguaje y unos métodos anquilosados, y otras veces se le critica por realizar un esfuerzo de comunicación como éste, en unos parámetros culturales jóvenes. Está claro que no hay razones para quien no quiere entender».
Consideró que «lo importante es que, sin dejarnos distraer por críticas superficiales, aprovechemos esta ocasión para hacer llegar el mensaje de Cristo y de su Iglesia a nuestros jóvenes».