Javier Fernández Arribas-El Correo
Hay mucho movimiento político y diplomático en torno al conflicto del Sáhara. Desde la fructífera gira del ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, por Estados Unidos, Francia, España y otros países europeos que han reconfirmado su apoyo al plan de autonomía bajo soberanía de Marruecos para el Sáhara como solución más seria, creíble y realista, a la iniciativa en el Congreso de Estados Unidos de declarar al Frente Polisario como organización terrorista, así como diversos contactos con Rusia para que presione para que Argelia acepte sentarse en la mesa de negociación de Naciones Unidas, que se reunión por última vez en 2019. Diversos expertos como Michael Rubin, ex asesor del Pentágono, insisten en que las principales potencias interesadas en una solución al conflicto deberían reconocer al Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) como representante legítimo y democrático del pueblo saharaui.
Rubin, subrayó que el Polisario «nunca ha sido elegido por los saharauis ni estos han tenido la oportunidad de votar por sus representantes», y abogó por conceder este rol al MSP, especialmente tras su reconocimiento por parte de la Internacional Socialista.
En Dajla, en el Sáhara, políticos, diplomáticos, académicos, abogados, periodistas y profesionales de alta categoría participantes en la II Conferencia de la AUSACO procedentes de España, Italia, Francia, Egipto, Jordania, Mali, Camerún, Ruanda, México, Perú y República Dominicana, pidieron que se redefinan los planteamientos de las Naciones Unidas a la luz de las nuevas realidades del Sáhara marroquí y que Argelia y el Frente Polisario se sienten en la mesa de negociación de la ONU. Además, constataron los resultados del nuevo modelo de desarrollo de la zona y subrayaron la gran dimensión de las iniciativas impulsadas por el rey Mohamed VI como el Gasoducto Marruecos-Nigeria, la Iniciativa Atlántico-África y la Iniciativa para Promover el Acceso al Atlántico de los Países del Sahel.
La abogada canaria María Ángeles Ramos, incidió en un aspecto jurídico muy relevante que se recoge en los acuerdos de Madrid de 1975 y que otorgan a los dirigentes tribales un lugar destacado en la administración del Sáhara. La visita a las obras de construcción del nuevo puerto Atlántico de Dakhla reforzó la evidencia de que representa uno de los baluartes del próximo desarrollo de las provincias del sur de Marruecos, pero también de los países africanos vecinos y de España y la Unión Europea, y va a significar un punto de inflexión de todo tipo entre África, Europa y América.
La directora del puerto de Dajla garantizó la colaboración con toda la región, incluyendo los puertos españoles en las Islas Canarias dentro del marco de relaciones excelentes que mantienen España y Marruecos.