Ángeles Pedraza, LA RAZÓN, 22/8/12
Cuando el lendakari Patxi López anunciaba la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 21 de octubre, no tardé un instante en comprobar que había elegido para la jornada de reflexión el aniversario del comunicado-trampa en el que ETA anunció el cese definitivo de la violencia. Nada sucede por casualidad, pensé al instante.
Y es que, desde aquel día, todo es oscuro para las víctimas del terrorismo. Aquel 20 de octubre del año 2011 supuso el inicio de una carrera en la que capitalizar políticamente el final de ETA, y hacerse la foto, es el único objetivo de los políticos de este país. Olvidando a las víctimas. Olvidando hacer justicia y velar por la memoria de lo que ha ocurrido en este país durante más de cincuenta años de terror.
No es un día elegido al azar. Ni muchísimo menos. Sin duda alguna, es un nuevo guiño a ETA y a su entorno. Se trata de una muestra más de la importancia que se le ha dado desde el Gobierno vasco a los movimientos de los terroristas y sus secuaces en los últimos tiempos. Mientras aumentaba el espacio de ETA, disminuía el respeto a la dignidad de las víctimas.
Es muy oscuro, simbólicamente hablando, elegir ese día, el 20 de octubre, como jornada de reflexión para la sociedad vasca. Y también es irónico escuchar hablar a Patxi López de que serán unas elecciones en paz y que su mayor logro ha sido «acabar con la violencia terrorista». ¿En qué momento han entregado las armas, se han puesto a disposición de la Justicia y han pedido perdón a las víctimas?
Lo que parece claro es que mientras las víctimas seguimos clamando Justicia, los políticos siguen enredados en el juego de ETA y tememos lo peor: que sean los asesinos los que pongan el punto final a su historia macabra.
Ángeles Pedraza, LA RAZÓN, 22/8/12