El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define nepotismo como la “Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”. La gran María Moliner dice del termino: “(de “nepote”) m. Nombre con que se designa el vicio de la administración pública que consiste en que los personajes den los cargos a sus parientes o que se den los cargos por favor y no por el mérito”. Sin necesidad de remontarnos al tópico de Romanones, es evidente que este es un vicio del que han abusado todos los Gobiernos de la Transición, socialistas y populares, aunque es de justicia reconocer que el de Pedro Sánchez ha hecho de esta inmoralidad un arte casi rayano en lo sublime, pues no es que haya repartido entre conmilitones, con la fidelidad a su persona como exclusivo mérito, todos y cada uno de los cargos existentes en empresas y organismos públicos, sino que ha “colocado” a los amigos en puestos de responsabilidad, todos muy bien pagados, sin que el premiado tuviera idea de lo que el jefe ponía en sus manos (caso, entre otros muchos, de la presidencia de Correos). El último ejemplo de esta corrupción institucional, desvelado días atrás por Vozpópuli (Borja Méndez y Gonzalo Araluce), es el de Felipe Sicilia, exportavoz de la Ejecutiva del PSOE y diputado en el Congreso desde el año 2011, que al haber quedado fuera de las listas socialistas en julio pasado, ha sido colocado por Pedro en la comisaría especial del Tribunal Constitucional. Conviene aclarar que Sicilia vuelve a su profesión de policía, y que desembarca en el TC, un puesto muy codiciado entre los agentes del CNP, con sólo unos meses de experiencia y siendo el 672 de su promoción.
Pero hay una señora que borda ese arte tan socialista de colocar a parientes y conmilitones en cargos públicos con total desvergüenza. Se llama Nadia Calviño, es vicepresidenta primera y ministra de Economía del Gobierno en funciones de Sánchez, y debería ser conocida a partir de ahora como Nadia Nepote. También Vozpópuli (Mercedes Serraller) ha revelado esta semana que la doña ha colocado a su hijo, Daniel Manrique de Lara, en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), entidad pública con sede en Londres del que ella es gobernadora y que, con una cartera cercana a los 70.000 millones, financia proyectos de desarrollo en países del este de Europa, Asia Central y el Mediterráneo. Daniel fue contratado en noviembre de 2021, cuatro meses después de terminar una licenciatura de cuatro años en Filosofía, Política y Economía en una universidad de segundo rango, la de Southampton. Daniel ha aprovechado este primer empleo, 50.000 euros brutos, para realizar un Master de un año en la London School of Economics (LSE) que acaba de terminar, lo cual no ha sido obstáculo para que figure ya entre los firmantes de un “paper” de la institución sobre Moldavia. Vamos, que el chico ha salido listo y, de la mano de mamá, lleva una carrera que para sí quisiera el Verstappen ese, campeón mundial de la Fórmula 1.
Hay una señora que borda ese arte tan socialista de colocar a parientes y conmilitones en cargos públicos con total desvergüenza. Se llama Nadia Calviño y debería ser conocida a partir de ahora como Nadia Nepote
Cuenta Serraller que la ministra de la dulce sonrisa fue designada presidenta rotatoria de la Junta de Gobernadores del BERD entre mayo de 2019 y mayo de 2020, y que ahora mismo ostenta el cargo, no remunerado, de gobernadora (no ejecutiva). Además, su número dos, el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, se desempeña como gobernador alterno de una institución de la que España es uno de los principales accionistas, con un capital suscrito de 1.020 millones. De modo que doña Nadie utiliza ese banco como el patio trasero de la casa (pública, porque la suya en Madrid la tiene alquilada) que ocupa. Con fama de trato difícil, a la señora le duran sus subordinados lo que un caramelo a la puerta de un colegio, pero a nadie deja Nadia en la estacada, que a todos socorre con presteza esta socialista lista que ejemplifica ella sola mejor que un batallón la perversión de una doctrina, el socialismo, y un partido, el PSOE, para quienes las instituciones son cortijos que hay que manejar para uso y disfrute del que manda. En agosto de 2021, tres meses antes de lo del hijo, el secretario general del Tesoro del Ministerio de Economía, Carlos San Basilio, fichó por el BERD como director Ejecutivo de Estrategia Corporativa, y el pasado 6 de septiembre, la directora general de Política Económica, Elena Aparici, desembarcó también en el BERD como Directora Ejecutiva tras abandonar el ministerio que regenta doña Nadia.
Sonado fue el caso del padre del niño, Ignacio Manrique de Lara, a quien su señora y la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, cortaron un traje a medida para que cupiera como alto cargo en el organismo dedicado al cuidado y mantenimiento de los bienes vinculados a la Corona. Se trataba, ni más ni menos, de colocar al marido de la señora Calviño en un puesto retribuido con 85.000 euros y en una empresa pública presidida por la ex número dos de la señora Calviño. Un cargo de nueva creación (ya me dirán para qué necesita Patrimonio Nacional un “coordinador de Estrategia Comercial y de Marketing”), cuya adjudicación –plazos, publicidad, concursantes- estuvo plagada de anomalías. El escándalo fue de tal calibre que Manrique de Lara no tuvo más remedio que renunciar al chollo el día de Nochebuena de 2022. Nadia Nepote ha colocado también a su hija en Bruselas a la sombra de la CE, sin duda para que la niña replique un día el exitoso currículum de su madre como miembro de esa elite de altos funcionarios que hoy maneja a su antojo el proyecto europeo y, lo que es peor, amenaza con liquidarlo. Es verdad que en el caso de Alina Manrique de Lara, empleada desde febrero del 22 de la dirección general de Fiscalidad y Unión Aduanera que dirige Thomas Gerassimos, no hay evidencia de enchufe o trato de favor, aunque los antecedentes familiares hacen inevitable la sospecha. El tal Gerassimos fue jefe de Gabinete de Joaquín Almunia (comisario de Economía) entre 2005 y 2009, y Almunia ha sido siempre el “cuidador”, por encargo de José María Calviño, padre de la criatura, de la carrera de Nadia en Bruselas. El expediente de Alina es tan discreto como el de su hermano: una licenciatura en Geografía por el University College de Londres (2015-2018), un master en la LSE, y un par de años trabajando para los Socialistas Europeos (PES) como asistente en el Consejo de Empleo y Política Social. Los rumbosos de verdad son sus “padrinos”.
Calviño se ha movido por los medios de comunicación para evitar que se hicieran eco del escándalo del hijo, sin duda temerosa de que el asunto llegara a las cancillerías europeas
Esta es Nadia Nepote Calviño, la imagen “dulce” del socialismo atroz que padecemos, la cara amable de un agrio Gobierno socialcomunista que, si llegara a renovar mandato, supondría el fin de la convivencia y la prosperidad de la ue han gozado los españoles desde la muerte de Franco. La noticia aparecida en Vozpópuli sobre el enchufe de Daniel en el BERD ha tenido la virtud añadida de mostrar la cara más oscura de la señora. En efecto, Calviño se ha movido por los medios de comunicación, en particular por las cadenas de televisión, para evitar que se hicieran eco del escándalo del hijo, sin duda temerosa de que el asunto llegara a las cancillerías europeas donde ahora mismo la doña se juega su futuro como aspirante a la presidencia del BEI. Han sido llamadas de advertencia en las que, en tono amable no exento de dureza, pedía ignorar lo publicado por este diario. Doña Nadia argumentaba su disposición a soportar estoicamente “ataques personales”, pero “que se metan con mi hijo me parece intolerable”. Su ministerio, por cierto, se ha negado a contestar a las llamadas de Serraller para verificar la información. Sin olvidar que el BERD dispone de un código ético que prohíbe expresamente contratar a familiares, barrera que la madama se ha pasado por el arco de sus caprichos.
La ministra está nerviosa. Cabreadísima con la inversión de la teleco pública de Arabia Saudí en Telefónica, porque cree que José María Álvarez-Pallete, presidente de la española, y su entorno, no han dicho la verdad ni al Ejecutivo ni a sus accionistas, han engañado al Gobierno (y eso el Gobierno de un autócrata no lo perdona), hasta el punto de que si de ella dependiera, sostiene, negaba la autorización para esa inversión, incluso arrostrando las eventuales represalias saudíes. Menos mal que Sánchez cree saber la verdad y estar más o menos convencido (ha tardado) de que Pallete no sabía nada, no estaba al tanto de la operación, y solo fue advertido a última hora por el CNI y a través de Manuel de la Rocha, director de Asuntos Económicos del Gabinete de Presidencia. Pero los nervios de Nadia tienen que ver fundamentalmente con Nadia, con su futuro. La señora se ha dejado muchos pelos en la gatera de Sánchez, a quien ha defendido con entusiasmo y a quien mira con embeleso cada vez que le siente a su vera. Ahora tiene prisa por levantar el vuelo. Y la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), 300.000 euros brutos año más fondo de pensiones y todo lo demás, no parece estar clara a pesar de las apariencias según las cuales su camino había quedado expedito después de que España arriara bandera en la disputa por la presidencia del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), integrado en el BCE.
La presidencia del BEI es más o menos irrelevante en términos de interés estratégico para España. Es muy importante, sí, para Nadia y su parentela, a la que podría ir tranquilamente “colocando”
Conviene aclarar que la presidencia del BEI es más o menos irrelevante en términos de interés estratégico para España. Es muy importante, sí, para Nadia y su parentela, a la que podría ir tranquilamente “colocando” sin mayor problema. Mucho más relevante en términos de país es la presidencia del MUS, el sistema de supervisión bancaria europea, puesto al que nuestro país aspiraba con una candidata de primer nivel, la subgobernadora del Banco de España Margarita Delgado. Pero la señora Calviño no se ha tomado la molestia de defender la candidatura de Delgado, seguramente, sospechan en el antiguo banco emisor, para afianzar sus propias posibilidades al frente del BEI. Esa es también Nadia Calviño. De modo que será Claudia Buch, vicepresidenta del Bundesbank, la que presida el MUS si finalmente supera, lo que no está del todo claro, el escrutinio del Parlamento Europeo y de la propia Comisión. La sorpresa es que Alemania ha manifestado en los últimos días sus preferencias por la hasta ahora vicepresidenta ejecutiva de la CE y comisaria de Competencia, la liberal danesa Margrethe Vestager, para el sillón del BEI, y otro tanto cabe decir de Francia. Se sabe que al Gobierno de Olaf Scholz no le gustó nada el intento de colocación de Ignacio Manrique de Lara en Patrimonio Nacional, un caso de nepotismo de libro, sentimiento que podría agravar ahora la noticia de la colocación de Daniel Manrique de Lara en el BERD. Ese es el miedo de Nadia y de ahí las llamadas de Nadia a los medios para frenar su difusión. Miedo a perder la bicoca del BEI y tener que conformarse al final con un premio de consolación. Miedo a que la gente sepa cómo se las gasta este socialismo caviar que reclama educación pública para los hijos del “pueblo”, pero manda a los suyos a estudiar a universidades británicas. Miedo a la ineptocracia endogámica socialista, siempre lista para pastar del presupuesto. Miedo a poner de nuevo en evidencia el viejo, puro y duro nepotismo de la elite roja.