Miquel Giménez-Vozpópuli

  • Dice Torra que no se vaya a Madrid y que a los que vengan de ahí, habrá que hacerles controles. Nadie pase sin hablar con el porte
 

Ese era el título de un artículo de Larra, Nadie pase sin hablar con el portero, en el que ridiculizaba al carlismo y sus ansias por fiscalizar y, de paso, robar a quienes osaban atravesar por el territorio que controlaban. Esa moderna versión de los carlistones llamada separatismo catalán no ha querido quedarse sin su versión 2.0 y Torra se ha echado el monte exigiendo controles a todo aquel que provenga del rompeolas de las Españas. A los menas marroquís, no. El peligro proviene de Madrid, origen de los males que achacan a la Cataluña de pancarta ilegal, cuentas en Panamá y contenedor ardiendo.

La medida, que debería ser de aplicación común en todos los lugares por los que transitan viajeros procedentes de otros predios, no tendría en si más sustancia que la de evitar eso que se llama contagio inter territorial. Claro que, tratándose de Torra, la cosa va más lejos. El Honorable provisional sabe que arremeter contra Madrid le da réditos electorales y, aunque intenta evitarlo por todos los medios, el ambiente de pre campaña se palpa. Se suma así a Su Persona, que ve en Ayuso al enemigo a batir, acusándola poco menos que de ser la responsable de que el virus haya rebrotado. Olvida Su Pedridad, olvida Torra y olvidan todos que el rebrote surgió en Lérida entre los temporeros ilegales, pasó a Aragón, se extendió a Barcelona y de ahí al resto de España.

Olvidan también los lenguaraces harto sopas que Ayuso se distinguió por decretar el cierre de las escuelas tres días antes de la proclamación del estado de alarma, que fue diligente en contactar con el sector privado de la hostelería para conseguir hoteles destinados a quienes debían estar aislados – un magnífico Kike Sarasola se puso a disposición para lo que hiciera falta -, pactó con cadenas de comida rápida que aquellos chavales con beca comedor no se quedasen sin el almuerzo diario, a pesar de las burlas y escarnios de los que, tras hacer ver que son de izquierdas porque acuden a una manifestación levantando el puño, se van a comer opíparamente a un restaurante de campanillas del barrio de Salamanca. En fin, se coordinó con las fuerzas armadas organizando en IFEMA un hospital de campaña que fue motivo de satisfacción, auxilio y ayuda para todos los madrileños.

En las crónicas que deberán escribirse algún día sobre estos personajes no podrá eludirse su terrible inacción ante el azote de la covid

Sánchez, mientras tanto, promovía comedietas de amiguetes en la televisión pública y nos engañaba miserablemente diciendo ora que había un comité de expertos, ora que las mascarillas no eran necesarias, ora ocultándonoslos datos acerca de a quien se le compraba un material sanitario que nunca llegaba. Torra, exactamente igual. Mascarillas que no llegaban, hospitales desbordados, falta de profesionales y de medios, hijos de los recortes que convergencia llevó a cabo en la época de Artur Mas – convergencia, no el PP – y personas mayores muertas de manera terrible en residencias sin que eso le haya pasado factura a nadie, porque el conseller del ramo es de Esquerra y, como en el chiste del dentista, no nos vamos a hacer daño.

Este Torra que en aquellos duros momentos se entretenía en seleccionar libros en la biblioteca de Palau, dejando a Cataluña a los pies de los caballos en manos de una inútil como la consellera de Sanidad y que cambiaba de expertos como de calcetines, ahora viene a dar consejos como el repelente niño Vicente de la clase. A buenas horas. En las crónicas que deberán escribirse algún día sobre estos personajes no podrá eludirse su terrible inacción ante el azote de la covid. Los separatistas estaban preparados, como mucho, para hacer de jurado en unos juegos florales sobe Companys o para dar una conferencia sobre las Bases de Manresa, pero no sabían ni gestionar una empresa de alpargatas, mucho menos un territorio con una pandemia como esta.

Eso sí, nadie puede entrar o salir sin su consentimiento, que para eso son los porteros de ese privé llamado Cataluña. Y por esta harka Sánchez quiere dulcificar el delito de sedición, a fin y efecto de poner en la calle a los presos por el intento de golpe de estado. Es lo que hay.

De momento.