El tipo que ejerce de presidente del Gobierno parece uno de esos escolares con déficit de comprensión lectora de los que hablaba aquí mi querida Olga R. Sanmartín. Él es un primus inter pares y sus pares son Yolanda Díaz, las Belarras y Monteros y toda esa patulea incapaz de descifrar el significado de las palabras.
A veces nos encontremos con sentencias de socialistas ancien régime que Sánchez se ve obligado a corregir, sin percibir que una lectura adecuada de dichos juicios le traería más provecho que crítica. Pongamos que hablo de Felipe González, un presidente que con todas sus cosas estuvo muy por encima de los dos socialistas que lo sucedieron como inquilinos de La Moncloa: Zapatero y Pedro Sánchez. Si éste tuviese alguna capacidad de comprensión, no se habría visto obligado a responder a un consejo de Felipe que parecía alinearse con Feijóo en lo de la lista más votada. En un artículo publicado en UNIR resumía su posición así: “Busquemos soluciones en las que la lista más votada sea aceptable cuando no haya otra opción” y “la convivencia en democracia se construye con el pacto con quien piensa diferente”.
Sánchez perdió una ocasión para arrimar el ascua a su sardina: eso es lo que yo he venido practicando desde hace cinco años. Siempre hay otra opción; de ahí que no le haya hecho falta apearse del no. Otra cosa sería que Felipe hubiese descartado las opciones inmorales de gobernar con la antiEspaña: los herederos políticos de ETA, los golpistas catalanes y otras excrecencias de la convivencia democrática. Sobre la cuestión de quién piensa diferente le faltaron reflejos para apropiarse del ‘conceto’ y aportar como prueba sus pactos con EH Bildu, ERC y con Podemos, a los que incorporó al Gobierno a pesar de los desvelos que le provocaban. “Yo he pactado con los diferentes, más que nadie”, podría haber rematado, “incluso con Pablo Iglesias, que miente más que habla”.
Pedro Sánchez ha cancelado mítines para centrarse en visitar los programas televisivos que aún no han tenido su Pentecostés. Ha dejado el que tenía previsto en Plasencia, a ver cómo se presenta allí ahora que ni siquiera tiene candidato, porque Vara ha vuelto a viajar desde el corazón a sus asuntos, vale decir a su plaza de médico forense en excedencia. Además ha de preparar el mano a mano con Feijóo, después de haber fracasado en sus comparecencias ante Alsina, Motos y Ana Rosa Quintana.
Pedro Sánchez es un autodefinido perfecto: “El sanchismo es mentiras, maldades y manipulación” le dijo a Motos, sin percibir que se autorretrataba más allá de que llame a sus mentiras ‘cambios de opinión’. Y plagio, debió añadir al confundir el gasto con la eficacia como su ministra de Igualdad: al llegar él al Gobierno se destinaban 80 millones contra la violencia de Género y hoy se gastan 320 millones. Motos se limitó a preguntar : “¿ han mejorado las cifras?¿Con qué resultado?” Podría haberle dado el número de violadores excarcelados si no fuese porque el CGPJ no dará esas cifras hasta después de las elecciones.