EL MUNDO 22/05/15 – ANDRÉS OPPENHEIMER
· El extenso informe de The Wall Street Journal confirmando que fiscales federales de Estados Unidos están investigando al número dos del Gobierno venezolano por presuntos lazos con el narcotráfico ha generado grandes expectativas entre los críticos del régimen populista autoritario de Venezuela, pero –lamentablemente– tendrá muy poco impacto político.
El artículo del 18 de mayo del Wall Street Journal se basa en más de una docena de fuentes y confirma los artículos anteriores del diario español ABC y el Nuevo Herald, diciendo que fiscales federales de Estados Unidos están preparando un caso por narcotráfico contra el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y número dos del Gobierno, Diosdado Cabello.
Pero aunque la noticia viene de uno de los periódicos más influyentes del mundo, no afectará mayormente al presidente Nicolás Maduro ni a Cabello, según coinciden algunos de los más conocidos encuestadores venezolanos. «Esto, ya sea cierto o no, ya se ha dicho muchas veces en Venezuela», me dijo Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.
«Puede tener un impacto a nivel de élites, pero para una persona común y corriente en Venezuela no hace mucha diferencia entre lo que dice el Wall Street Journal y lo que dice una página web cualquiera que ya ha dicho lo mismo», agregó. «No va a tener un impacto político a nivel de masas».
Tampoco va a ayudar al Gobierno de Maduro, como ocurrió en marzo, cuando el decreto ejecutivo del presidente Barack Obama contra siete figuras prominentes del Gobierno venezolano sospechosas de corrupción y abusos contra los derechos humanos, ayudó a revertir la caída de la popularidad de Maduro.
En ese momento, Maduro apeló al sentimiento nacionalista de su país alegando que las sanciones eran contra todos los venezolanos, y su popularidad subió del 22 al 28%, según cifras de Datanálisis.
Pero esta vez, será mucho más difícil que pase algo parecido. Cabello es uno de los líderes de la élite militar que se ha enriquecido enormemente en los últimos años, tiene una relación difícil con Maduro, y es una de las figuras políticas más desacreditadas de Venezuela.
Alfredo Croes, otro encuestador venezolano muy conocido, coincide en que la investigación por drogas de Estados Unidos tendrá un impacto muy limitado en Venezuela.
Hoy día, la gran mayoría de los venezolanos «no están preocupados por cuestiones moralmente rechazables, sino por conseguir comida, porque van a 10 supermercados y no pueden encontrar carne en ninguno, y con suerte hallan pollo en dos», me dijo Croes.
Mientras hace pocos meses las encuestas mostraban que la primera preocupación de los venezolanos eran las altas tasas de criminalidad, actualmente el 46% de los venezolanos dice que su primera preocupación es la escasez de alimentos, el 20% cita la inflación, y el 14% la inseguridad, dijo Croes. A pesar de haberse beneficiado de una bonanza petrolera en los últimos años, Venezuela tiene la tasa de inflación más alta del mundo, y la tasa de crecimiento más baja de América Latina.
Algunos expertos estadounidenses dicen que la investigación de Estados Unidos contra Cabello aislará aún más a Venezuela ante la comunidad internacional, pero no logrará debilitar a Nicolás Maduro internamente, ni tampoco exacerbar las divisiones internas que existen dentro del Gobierno venezolano.
«Maduro y Cabello se necesitan mutuamente», dice el especialista en narcotráfico Bruce Bagley, de la Universidad de Miami. «La estabilidad del Gobierno depende del continuo apoyo del ejército, y hay tanta corrupción en las fuerzas armadas de Venezuela, que saben que si no se apoyan mutuamente, terminarán siendo juzgados por un nuevo Gobierno o extraditados».
Mi opinión: la investigación estadounidense no tendrá muchas consecuencias políticas internas, ni tampoco impulsará –por lo menos en lo que resta del Gobierno de Obama– acciones dramáticas por parte de Estados Unidos. En el pasado, las investigaciones por narcotráfico de Estados Unidos contra altos funcionarios extranjeros han tenido resultados mixtos.
Las acusaciones estadounidenses llevaron a la caída del ex presidente boliviano Luis García Meza en el año 1981, y a la invasión estadounidense que derrocó al presidente Manuel Antonio Noriega de Panamá en 1989. Sin embargo, no obligaron a la renuncia del ex presidente colombiano Ernesto Samper a finales de la década de 1990. De hecho, Samper es el actual líder del grupo regional Unasur.
Es improbable que la Administración Obama adopte sanciones contra Venezuela, porque se trata de una de sus principales fuentes de petróleo importado, y Estados Unidos no quiere hacer nada que pudiera provocar un rebote de los precios mundiales del petróleo.
El Gobierno de Venezuela no colapsará por esta investigación. Si se cae, será por la hiperinflación, la escasez de alimentos, y por la masiva oposición interna, que podría ganar las elecciones legislativas de este año si Washington y Latinoamérica finalmente se ponen serios y exigen elecciones con supervisión internacional en Venezuela.