EL MUNDO 12/09/16
F. JIMÉNEZ LOSANTOS
F. JIMÉNEZ LOSANTOS
AUNQUE Netflix triunfe en España con Stranger things, las dos temporadas de Narcos me parecen infinitamente superiores a ese ET-contra-Alien. Es terrible seguir, muerto a muerto, el hundimiento de un Estado ante el narcotráfico y sus aliados en la guerrilla comunista y dentro del sistema político, mediático y judicial, que acaba a los pies de Escobar. Y lo hace cuando el Robin HoodPaisa secuestra a la hija periodista del ex presidente Turbay y ésta muere accidentalmente al ser rescatada. Gaviria sale del entierro con su señora, insultado por los Turbay, y se rinde a Escobar. Inútil. La lógica del narco y su alianza con la guerrilla comunista –el M-19 asalta el Palacio de Justicia para destruir la documentación contra él– acaba hundiendo a Gaviria, que, con su íntimo subsecretodo, recurre a la guerra sucia, la abandona, vacila y naufraga. Queda claro que un Estado no puede aceptar jamás la paz del Narco.