Ramón Pérez-Maura-El Debate
  • Esta Navarra de 2025 es la continuación de la Navarra de finales de la década de 1980. La corrupción de los socialistas, que están en el poder, como entonces, fluye por todas partes y ahora sus socios independentistas les dejan hacer porque saben que le pueden sacar tajada

No tengo una vinculación familiar o de sangre con Navarra. Pero sí una afectiva. Creo conocer bien esa tierra porque cuando conseguí convencer a mis padres de que quería ser periodista me mandaron a estudiar a la Universidad de Navarra. Sé que fue una decisión acertada. Su Facultad de Comunicación —o como se llamara entonces— era mucho mejor que las de la competencia repartidas por España.

Mis cinco años en aquella tierra me permitieron conocer una gente con una profunda identidad singular, pero más española que ninguna. Una tierra con una historia fascinante que fue un elemento fundamental en la reunificación de España y con un verdadero peso en la historia de la Europa medieval. Lo que nunca tuvo esa Cataluña sedicente. Hace solo unos días mi primo Ramiro Maura me enviaba la foto de un óleo que se acaba de comprar en Versalles en el que el Rey de Francia y el Rey de Navarra montean a caballo y alancean un jabalí. A ese nivel estaba el Rey de Navarra. Ahora intentan convencernos de que Navarra es una parte de lo que llaman arteramente Euskadi.

Pero el nacionalismo, con la ayuda del socialismo fue dando dentelladas a la identidad española de Navarra. Yo vivía en la calle Fuente del Hierro 2, sobre la Vuelta del Castillo y la Ciudadela de Pamplona. Cada día bajaba andando hasta la Facultad a mis clases o a estudiar en la biblioteca. Y a lo largo de un curso, creo recordar que el de 1987-88 aunque puede que fuera el 1988-89, vimos levantarse desde cero la inmensa Amaiur Ikastola en la esquina de las calles Fuente del Hierro e Iturrama. Ésa era la prioridad educativa del Gobierno del socialista Gabriel Urralburu, sacerdote secularizado, que acabó en la cárcel por corrupción en el entorno de las fechorías de Luis Roldán, aquel español ejemplar.

Traigo todo esto a colación porque estos días estamos viendo cómo el socialismo de Navarra vuelve a arrastrar el nombre de aquel Viejo Reino por el lodo. Ya conocemos las andanzas de Koldo García, Santos Cerdán y el socio de éste, Antxon Alonso. Me parece que no se ha prestado mucha atención a la decisión de los tres abogados de Alonso de renunciar ellos a ejercer su defensa igual que su procuradora que también abandona el caso. Uno de los abogados que renuncia, Martín Zudaire, estuvo activo en política en las filas del PNV.

En esta línea acabamos de conocer que en la Comisión de Investigación sobre la trama de corrupción [socialista] en Navarra va a abordar las últimas cuatro legislaturas, para ver si se disimula un poco el objetivo. Para empezar el PSOE y los independentistas se han aliado para impedir la comparecencia de la presidente del Gobierno foral, María Chivite; la de su predecesora Uxue Barcos de la marca navarra del PNV (Geroa Bai) y de Yolanda Barcina de UPN, a la que estoy seguro de que no le preocupaba nada tener que comparecer porque si después de todos estos años no le han encontrado nada, es porque no lo hay. Lo único que hay es disimular quién queda fuera. Ya me dirán qué comisión de investigación se hace con estos mimbres…

Esta Navarra de 2025 es la continuación de la Navarra de finales de la década de 1980. La corrupción de los socialistas, que están en el poder, como entonces, fluye por todas partes y ahora sus socios independentistas les dejan hacer porque saben que le pueden sacar tajada. Aunque moleste a los independentistas que lo diga, no es más que una España a pequeña escala. Ya sólo falta que, como en los ochenta, tenga un papel relevante en la corrupción el delegado del Gobierno en la Comunidad Foral. Entre diciembre de 1982 y noviembre de 1986 se llamaba Luis Roldán.