Elvira Roca Barea-El Español

  • Bergoglio es papa como consecuencia de la evangelización de América. De manera que lo que tiene que hacer, si realmente lamenta la conquista de América, es dimitir. Es indecente pedir perdón por la evangelización y luego disfrutar de los beneficios que esa evangelización le ha traído.

En cualquier momento de tribulación en el que nos encontremos, siempre aparece la Iglesia católica en primer plano o en segundo. Pero está. De ahí la genial frase atribuida a varios: “Los españoles siempre detrás de un cura. Con un palo o con una vela, pero detrás de un cura”.

La afirmación es ampliable a Hispanoamérica. El asunto no es que la clerecía sea partidaria de A o de B, o de no-A o no-B. Lo que A y B sean es indiferente. Lo único que importa es que son agentes sociales (partidos, dinastías, bandos, empresas, ideologías, etcétera) que tienen poder e influencia o los pueden tener. Entonces el clero envía una parte de sus efectivos a cada bando contendiente, y así se asegura que gane quien gane, sobrevivirá. Y de camino que ningún poder político sea lo suficientemente fuerte o estable.

Por ejemplo, México. En la narración oficial de liberación del colonialismo opresor tiene un lugar de honor el simbólico Grito de Dolores. No hay mexicano que no conozca esto. Hasta sale en un episodio del Chavo del Ocho. El cura Hidalgo es el que da ese grito de libertad para que los mexicanos se sacudan la esclavitud española.

La realidad es un poco distinta, porque el cura Hidalgo iba dando vivas a Fernando VII y mucho más que una proclamación de independencia fue una proclamación de adhesión al Antiguo Régimen y rechazo radical a la España liberal y constitucional de Cádiz.

«Cosas de la derecha, que no se sabe si es tonta o se lo hace. Llevo varios días recibiendo mensajes de sufridos católicos españoles. Y la verdad es que a veces da pena, pero a veces no. Esa es su iglesia. Jamás ha tenido ni reconocido vínculo de lealtad con nadie»

Estos días ha causado gran escándalo entre los católicos españoles (la mayoría de los cuales es de derechas, aunque también ha habido y hay socialistas que lo son) que el papa Francisco haya escrito al presidente de México para pedir perdón por los pecados de la Iglesia en América, según leo. Mi educación religiosa es muy mala y creía que se pedía perdón a Dios por los pecados. Pero no importa, se ve que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) también sirve. No se entiende el porqué de esta sorpresa y este escándalo. Cosas de la derecha, que no se sabe si es tonta o se lo hace. Llevo varios días recibiendo mensajes de sufridos católicos españoles. Y la verdad es que a veces da pena, pero a veces no. Esa es su iglesia. Jamás ha tenido ni reconocido vínculo de lealtad con nadie. Ni siquiera consigo misma.

Pero lo chocante aquí es el rasgarse las vestiduras ahora, cuando la Iglesia católica abrió, desde su nacimiento, con bajo costo, una oficina de perdones y los produce con la misma alegría con que se dan títulos en cuarto de la ESO. Últimamente lo mismo los pide que los da. La culpa ha sido siempre un gran negocio de tradición clerical. ¿Hay alguien que no conozca los vínculos de ETA con la Iglesia vasca, siempre dispuesta a perdonar a sus chicos malos?

No cuesta nada. El perdón es un negocio con mínima inversión y esto la Iglesia lo sabe desde hace milenios, literalmente. No hay que acudir a un notario ni darse de alta en el registro mercantil. Ni siquiera tributa. Cualquiera puede mantener abierto un negociado de perdones low cost. Sugiero al gobierno de España que abra uno. ¿Por qué no lo hace el ministerio que corresponda? Sus socios lo aplaudirían. ¿Por qué estos no se lo exigen a Pedro Sánchez? Es el momento. Ya no necesita ni sello de correos. En otro tiempo se mandaban excomuniones o indulgencias, aunque estas no eran low cost. Las modas cambian. La Iglesia, no.

El negociado de perdones a la moderna lo abrió Juan Pablo II, así que no se ve a qué viene ahora el asombrarse porque haga lo mismo este papa. Supongo que es porque es peronista y progre. O al menos eso cree él, y también la derecha tradicional.

La Iglesia ha pedido perdón por Galileo, por Giordano Bruno, por la Inquisición, por las Cruzadas y por no sé cuantas cosas más. Ya tarda Bergoglio en pedir perdón por la Reconquista y la toma de Granada. O por haber llamado a los príncipes cristianos para recuperar Otranto cuando cayó en manos de los turcos (bula papal Cogimur iubente altissimo, 1481). O por haber promovido coaliciones violentas contra la alianza de civilizaciones. Léase Lepanto. ¿O es que Otranto tiene algún privilegio que no tiene Jerusalén? ¿O es que cuando el peligro está cerca de la casita de uno en Roma es mejor no meneallo?

«Así a bote pronto parece que Recep Tayyip Erdogan está más autorizado a perdonar por los estropicios causados a los turcos que AMLO por los causados a los aztecas. Digamos que Erdogan es turco y AMLO, pues muy azteca, la verdad, no es»

Puede que en tal caso sí haya derecho de intervención, aunque el argentino lo ha negado explícitamente en una entrevista reciente al referirse a Afganistán. ¿Por qué Afganistán no, pero Lepanto sí? ¿Por qué México sí, pero Otranto no?

Así a bote pronto parece que Recep Tayyip Erdogan está más autorizado a perdonar por los estropicios causados a los turcos que AMLO por los causados a los aztecas. Digamos que Erdogan es turco y AMLO, pues muy azteca, la verdad, no es. Lo cual pone de manifiesto la enorme impostura, la demagogia ridícula que hay en todo esto, porque, ¿quién le pide perdón a los totonacas o tlaxcaltecas que eran sistemáticamente devorados por los aztecas? ¿La carne de esta gente vale menos que la de otros? Se diría que el tándem Bergoglio-Obrador así lo cree.

Luego ha venido Joe Biden a poner su granito de arena en lo que a hispanofobia se refiere. Es casi prodigiosa esta unanimidad, una especie de milagro o algo así. Sólo que los milagros no existen, sólo el dinero y la ley de la palanca. Hay tantos intereses en mantener a la comunidad hispana perpetuamente enzarzada en querellas internas… que da miedo nombrarlos.

En el caso de España, el pontífice tiene tema y puede estar entretenido mucho tiempo. Al parecer no estamos reconciliados, dice él. Cabe preguntarse si lo dice en sentido inquisitorial, esto es, que se nos ha dado la oportunidad de arrepentirnos y de ser perdonados, pero no la hemos utilizado. Penitentiam agiteappropincuabit enim regnum celorum… El año próximo la Iglesia puede pedir perdón por el cambio climático, sugiero. Cuando la moda del perdonismo pase, la Iglesia se apuntará a lo que haya que apuntarse y sobrevivirá, como ha hecho siempre. A costa de qué… eso ya es otro cantar.

Bergoglio es papa como consecuencia de la evangelización de América. De manera que lo que tiene que hacer, si realmente lo lamenta, es dimitir. Es indecente pedir perdón por la evangelización y luego disfrutar de los beneficios que esa evangelización le ha traído. Sin olvidar las muchas propiedades de las que debería desprenderse. Obras, pontífice, son amores.

En la entrevista arriba mentada, Bergoglio, que es jesuita por cierto, negaba el derecho a intervenir ni siquiera en caso de barbarie talibana. ¿Esa vara de medir no rige para la política española en lo tocante a intervención? Quizás tema que le intervengan su peculiar país. Qué cosas se podrían averiguar ahí. Por ejemplo, el general de la Compañía es venezolano. Lo digo por lo que valga. Toda una conjunción astral: Argentina-Venezuela. Es posible que la suerte del continente esté echada. De Las Casas a Hidalgo y de ahí a Francisco, no es posible negar la asombrosa continuidad. No hay nación política capaz de permanecer robusta con esta carcoma dentro, y a la vista está en lo que a España le toca.

La única solución posible debió venir del librepensamiento, pero el que tenemos es tan escaso como perseguido. De eso se ocupan profesionalmente iglesias e ideologías dogmáticas que pueden ir y van de la manita a todas partes, como los hechos se encargan de probarnos una y otra vez.

*** Elvira Roca Barea es escritora, ensayista y autora de los libros Imperiofobia y Fracasología.