Negociar con el bombero pirómano

RAMÓN PÉREZ-MAURA, ABC 14/09/13

· Ni una sola concesión ha servido para paliar la sed secesionista.

Hay afanes dignos de la mejor causa que acaban siendo baldíos porque era metafísicamente imposible que dieran fruto. ABC explicaba ayer en portada que el Gobierno «busca dar una salida a Artur Mas con un nuevo pacto económico dentro de la Constitución». Y con ello se confirma la tan asentada tendencia hispana a recompensar al bombero pirómano. Mas crea el problema y después tiene que venir el Gobierno de la Nación a resolvérselo por el procedimiento de hacer nuevas concesiones que siempre son en beneficio de quien provocó el incendio. Es decir, contra cualquier principio lógico, quien crea un conflicto es recompensado en lugar de ser penalizado. Grande.

Aún y con todo podría entenderse que se hiciesen concesiones a quien ha creado el problema si tuviera algún propósito de enmienda –ni siquiera pedimos el «dolor de los pecados» con el que el Catecismo nos enseñaba que siempre debe acompañarse al afán de corrección. Pero la realidad es que desde la redacción de la Constitución de 1978 vemos que todos los pasos van siempre en la misma dirección. Unas veces a ritmo de cortejo fúnebre y otras cual jabalí huyendo del montero. Así, cualquier concesión que haga el Gobierno de la Nación al señor Mas es una nueva derrota para el proyecto común fundado en las libertades y una victoria para quienes quieren imponer su sectarismo.

Ya no hay más tiempo para las concesiones. Ni una sola ha servido para paliar la sed secesionista. Y ninguna servirá. Porque la única razón de ser de los nacionalistas es el permanente chantaje del «me tienes que seguir dando todo lo que te pida porque si no me voy llevándome a todos». Y cómo Artur Mas ha confesado abiertamente que se quiere ir en cualquier caso, ¿por qué hay que darle nada más? Esto es como si se rompe un matrimonio después de reiteradas infidelidades y el cónyuge que ha rasgado el contrato matrimonial exige que se le den varios bienes de su consorte antes de marcharse de casa. Hombre, más bien parecería oportuno que se vaya usted con un poco de vergüenza y no alardeando, porque lo contrario también tiene una expresión castellana que lo describe con nitidez: cornudos y apaleados.

Otrosí: La referencia de la vicepresidenta del Gobierno a la mayoría silenciosa está muy bien traída. Pero lo que hay que hacer es articular esa mayoría y conseguir que deje de ser muda. Empezando por hacer visible para el gran público que la más grande cantante catalana, el novelista catalán que más ejemplares vende en todo el mundo, el más relevante poeta catalán vivo, el gran deportista catalán que triunfa en América, el cocinero catalán más internacional y tantos otros no son nacionalistas ni mucho menos buscan la independencia de Cataluña –ya nos enseñó Baroja que el nacionalismo se cura viajando. Pero, sobre todo, haciendo ver este hecho a los catalanes a los que se cuenta una realidad que en verdad es un cuento, una gran mentira.

RAMÓN PÉREZ-MAURA, ABC 14/09/13