EL CONFIDENCIAL – 28/05/16
· Desde el Ayuntamiento asegura que no tiene interlocutor: «Sea cual sea el color del Ayuntamiento, esta gente no está dispuesta a sentarse a hablar de nada”.
· Las algaradas de Barcelona, ciudad en la que ha vuelto a repuntar la ‘kale borroka’ esta semana, tienen dueño: se trata de dos grupos violentos cuyos integrantes están prácticamente controlados por los Mossos d’Esquadra y que ya tienen experiencia en actos similares, como los incidentes ocurridos en el año 2014 con motivo del desalojo del edificio de Can Vies, en el barrio de Sants, que incendió Barcelona durante semanas.
Uno de los reducidos grupos de independentistas que controlan los disturbios de los últimos días es el de Negres Tempestes (Negras Tempestades), que ya había participado en los disturbios de Can Vies hace dos años. Algunos de sus integrantes están vinculados al independentismo radical pero especialmente a los círculos okupas barceloneses. El otro grupo que está dirigiendo los altercados opera con el nombre de Áurea Negra y está formado por antisistemas muy ligados al anarquismo internacional. En él confluyen desde activistas de Italia hasta algunos integrantes sudamericanos.
Fuentes cercanas a los círculos ‘okupas’ señalan a El Confidencial que “el problema que ha habido con el Banc Expropiat es que no estaba gestionado por ningún grupo en particular, sino por una coordinadora de colectivos, con lo que el golpe ha sido contra todo el activismo social. Curiosamente, se decide el desalojo el mismo día en que ERC exige a la CUP que se pronuncie sobre apoyar o no los presupuestos del Gobierno catalán para este año. Por tanto, el golpe a los activistas se puede entender como «una patada directa a los genitales de la CUP».
Desde el Ayuntamiento de Barcelona se subraya la preocupación por los incidentes
“No tenemos interlocutor en este tema -explica una fuente oficial del Consistorio a El Confidencial-. Sea cual sea el color del Ayuntamiento,esta gente no está dispuesta a sentarse a hablar de nada”. Las fuentes municipales aseguran que “nosotros no somos los más perjudicados pero tendemos puentes y esperamos que se puedan canalizar las actividades que se venían haciendo en el ‘Banc Expropiat’ y que los vecinos apreciaban”. Aún así, ven “muy difícil” el llegar a una solución en estos momentos.
Fuentes cercanas a los colectivos okupas, por su parte, coinciden básicamente en ese análisis. “Lo malo de la actuación sobre este local es que estaba controlado por una coordinadora de grupos. Si fuese un solo grupo el que lo llevaba, sería mucho más fácil negociar. Y a ello se le añade que el mayor peso de los incidentes no cae sobre colectivos independentistas o sensibilizados con esta cuestión sino sobre grupos anarcos con los que, en principio, es imposible el diálogo”.
Que a la CUP le ha sentado mal el desalojo está fuera de toda duda
Prueba de ello es la protesta oficial de la formación anticapitalista, el rechazo de la “violencia policial” y la petición de dimisión del director general de los Mossos, Albert Batlle. Este malestar se plasmó en una imagen: el polémico concejal Josep Garganté (cuyo nombre salió a la palestra después de intentar que un médico cambiase un informe para culpar a la Guardia Urbana de las lesiones de un mantero que se había caído por unas escaleras) se dejó ver por el barrio de Gràcia, acompañando a los colectivos que protestaban por el desalojo.
Esa imagen de Garganté dio por sentado que la CUP estaba detrás de algunos episodios violentos, lo que no es del todo cierto. “Ni Áurea Negra ni Negres Tempestes son colectivos que acojan con simpatía al concejal. Si apareció por allí fue para dejarse fotografiar e insinuar que la CUP tiene más peso de lo que parece en el tema”, explican las fuentes. De ahí que algunas de las fuentes consultadas apunten a que también participasen en los disturbios militantes de Arran, la rama juvenil de la CUP, aunque también hablan de la participación de otro grupo internacional anarquista llamado Cruz Negra.
Pero no es la formación anticapitalista la principal protagonista sino los grupos mencionados. Una comunicación de estos grupos interceptada el pasado día 24 de mayo explica a los activistas qué hacer y les da instrucciones sobre cómo fabricar artefactos explosivos, cómo camuflarlos y cómo utilizarlos. “Lo primordial es mantener la calma, no dejarnos llevar por el pánico y tratar de calmar a los demás. Lo que la Policía quiere es el pánico generalizado”. Y eso es lo que tratan de evitar: que los manifestantes puedan sentir miedo por sus acciones.
EL CONFIDENCIAL – 28/05/16