Javier Ayuso-El País

Es la hora de que voten los ciudadanos y sienten las bases de un nuevo gobierno capaz de hacer una política de diálogo y de consenso

Pedro Sánchez ha obtenido los votos suficientes para que triunfe su moción de censura. Nada que objetar desde el punto de vista democrático. El PSOE cuenta con el apoyo de la izquierda radical, de los nacionalistas y de los independentistas y puede formar gobierno en solitario, salvo que Mariano Rajoy decida en el último suspiro dimitir como presidente del Gobierno. A estas alturas, desde La Moncloa se niega esa opción, aunque el presidente dejara la puerta abierta en su intervención en el Congreso: “Solo dimitiré si pierdo el apoyo de la cámara”. Y lo ha perdido: 180 diputados votarán a favor de la censura.

Si Rajoy no dimite, Sánchez podrá formar gobierno la próxima semana de forma legítima, aunque con apenas 84 escaños. Y según dejó ayer meridianamente claro no tiene intención de convocar elecciones a corto plazo. Al contrario, está decidido a gobernar durante muchos meses; hasta que establice y regenere las instituciones y devuelva la política social a España. O sea, que no hay que descartar que agote la legislatura.

Los socialistas han recuperado en apenas diez días todo lo que habían perdido en los últimos años: han retomado la iniciativa para manejar la agenda política en nuestro país. Ha sido una buena operación de Pedro Sánchez cuando las encuestas le situaban en una clara posición de debilidad. Un movimiento muy positivo, no solo para el PSOE, sino para los intereses generales de los españoles que han visto cómo se pone fin a un gobierno manchado por la corrupción.

Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, no está tan claro que un gobierno débil sometido a los vaivenes de unos socios peligrosos (Podemos, ERC, PdCat, PNV, Bildu…), vaya a contribuir a estabilizar o regenerar nada. ¿No hubiera sido mejor negociar una fecha para convocar elecciones generales, más pronto que tarde, para que sean los españoles los que decidan quién quiere que lidere el proceso de estabilización y regeneración institucional?

Llevamos dos años empantanados en una legislatura que no ha sido capaz de sacar adelante leyes (salvo los presupuestos, salvados a golpe de talonario), ni solucionar los graves problemas que tiene España; sobre todo, el de Cataluña, cuya gestión ha sido nefasta. Es la hora de que voten los ciudadanos y sienten las bases de un nuevo gobierno capaz de hacer esa política de diálogo y de consenso que anunció ayer Sánchez.

El problema es que todos los partidos, sin excepción, están poniendo sus intereses particulares por encima de los generales. Y tan poco deseable es mantener un gobierno sin credibilidad ni legitimidad como el del PP, como prolongar por mucho tiempo un ejecutivo débil que solo pueda navegar al pairo queriendo contentar a todos los socios que le han permitido llegar a La Moncloa. Pedro Sánchez tiene ante sí la enorme responsabilidad de hacer compatibles sus intereses partidistas con los de los españoles.