El nuevo presidente de la Fundación para la Libertad vislumbra un «desbarajuste» si PSOE y PP no suscriben un«gran pacto» sobre la reforma territorial.
Nicolás Redondo Terreros ocupa desde el viernes la presidencia de la Fundación para la Libertad, en sustitución de Edurne Uriarte. Desde este foro, una especie de laboratorio de estrategia política de los no nacionalistas, advierte de los peligros de que el PP y el PSOE no alcancen un «gran acuerdo» sobre las reformas constitucionales y estatutarias. «Hay que buscar lo mejor para España, no para los nacionalistas», sostiene el ex dirigente de los socialistas vascos.
-¿Cómo está Euskadi de libertad?
-Estamos ganando a ETA, y éste es un dato fundamental, desde que se firmó el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Ha sido el arma más eficaz. Pero hay que seguir presionando porque no se ha acabado. Hemos recuperado espacios de libertad. Y todo gracias a un Estado sin complejos que decide no sentirse prisionero del nacionalismo vasco y actúa porque es su obligación.
-Desde la ilegalización de Batasuna, muchos de los amenazados dicen vivir mejor.
-Los concejales han conseguido que no les maten por ahora, aunque mañana pueden volver a ser objetivo de los asesinos. Soy optimista, pero también prudente. Muchos en este país siguen construyendo su vida alrededor de la soledad. No existen el apoyo ni la camaradería que hubiera debido haber después de la difícil situación que atravesamos los no nacionalistas. Sigo viendo mucha frialdad. Pero es evidente que estamos ganando la batalla, hasta tal punto que se puede decir que hoy ETA es irrelevante desde el punto de vista político.
-¿Cree que a algunos nacionalistas les puede doler que el fin de ETA se produzca al margen de ellos?
-Son muy pragmáticos y cambian la Historia con facilidad. Después de la rendición de Santoña hicieron creer a todo el mundo que fueron los que llegaron hasta el final en el combate contra Franco. De la misma forma, pretenderán hacer creer que los que verdaderamente derrotaron a ETA fueron ellos y no los demás.
-Pero la Historia demuestra…
-Van a seguir hasta el final con el plan Ibarretxe mientras que han conseguido una posición central en la política vasca y española. Me encorajina, como autonomista, haber visto esta semana a Ibarretxe en pose de maestro de ceremonias con Zapatero y con el resto de presidentes autonómicos sin haber renunciado a su plan.
-¿Continúa anclado en la postura de confrontación entre nacionalistas y no nacionalistas?
-Frente es el que tienen ellos. Sigo creyendo que alguien tiene que defender la Constitución tal como está, aunque luego se pueda cambiar, y el Estatuto, tal como está. Eso no es crear frentes. Yo no renuncio a decir mi verdad.
-Sostenía Mayor Oreja que a menos ETA, mayor reivindicación nacionalista.
-A menos ETA, lo que hay es un nacionalismo más radical. El PNV no va a matar a nadie, pero está obligado a ocupar ese espacio y ese discurso político porque, de lo contrario, el nacionalismo se desintegraría.
-Qué hace falta para decir que este país es libre?
-Cuando no se respeta la ley estamos tirando la libertad por la ventana. La ley es la garantía de la libertad. ‘Que decidan los vascos’. Claro que sí, pero en base a una ley aprobada por los propios vascos.
-Habla del plan Ibarretxe.
-Si ese plan no respeta las reglas del juego será el golpe más duro a la democracia.
Cívico y político
-¿Qué planes tiene para la Fundación?
-Nuestro papel es el de ayudar a los partidos no nacionalistas y la defensa de acuerdos sobre aspectos fundamentales entre el PP y el PSOE. Si no hay un gran acuerdo entre los dos grandes partidos sobre la reforma constitucional y estatutaria esto puede ser un desbarajuste. Buscar el consenso es el principal cometido de la Fundación, desde un discurso cívico y político, pero no partidario.
-¿Y cree que Zapatero no busca ese consenso con el PP?
-Pues no lo sé. El carácter de José Luis no es el de una apisonadora, pero sí creo que en una legislatura como ésta, tan condicionada desde el inicio, hay que ser muy cuidadoso para buscar lo mejor para España, no lo mejor para los nacionalistas. Si no se ordenan todos los intereses autonómicos, ocurrirá lo que decía Felipe González, que si todo el mundo tira de la manta, la manta se rompe.
-Su máximo objetivo será cerrar al gún día la persiana de la Fundación, porque ya no hará falta.
-Claro. Lo que sucede es que la vertebración de la sociedad necesita de organizaciones, aun cuando se gane a ETA. Después de tantos años de sombras, saldrán muchas cosas a la luz, como la de los cocineros extorsionados. Debemos tener la exigencia moral de pedir a los que pagaron por miedo que se manifiesten en contra de la banda terrorista. Que lo hicieron por miedo, no por convicción.
-¿Qué futuro le ve al plan Ibarretxe?
-Es el producto de unas necesidades: del fracaso de ETA, del éxito de la España autonómica y del éxito del Estatuto de Gernika. Las propuestas del PNV nunca han caído por un precipicio. Convertirán las elecciones en un referéndum y, si ganan, eso legitimará el plan, y desde esa propuesta, negociarán a la baja o al alza. El juego entre utopía y victimismo y pragmatismo es lo mejor que sabe hacer el PNV, y lo hará.
EL CORREO, 1/11/2004