EL MUNDO 08/07/14
· Los padres han denunciado la imposición del catalán en dos centros de Mallorca
Sólo llevan un año en Mallorca, pero Juan Miguel y Cristina se han convertido en los «forasteros problemáticos» del colegio de sus hijos por reivindicar enseñanza en castellano. Se les ha denegado este derecho y, a cambio, les han ofrecido la exención del catalán, una fórmula tramposa que exime al alumno recién llegado de examinarse de lengua catalana pero, a su vez, le obliga a estudiar la mayoría de asignaturas, si no todas, en este idioma aunque no lo conozcan. El resultado: un boletín cargado de suspensos y el trauma de cambiar de colegio y ciudad el próximo curso.
Este matrimonio de canarios se mudó a Campos por el traslado forzoso del padre. Al ir a matricular a sus hijos (de 10 y 16 años) pidieron enseñanza en castellano. La respuesta fue que no. «Teníamos que integrarnos y aprender catalán como si viviéramos en Francia y tuviéramos que aprender francés», cuentan.
Con la exención del catalán tampoco hubo suerte. Al mayor se la concedieron, aunque de nada sirvió porque todas las asignaturas (menos Ciencias del Mundo Contemporáneo) se impartían en catalán. Y el caso del pequeño, en 4º de Primaria, fue más grave. Los responsables del colegio público Joan Veny Clar convencieron a los padres. «Nos recomendaron que se integraría mejor así y nos prometieron todas las facilidades del mundo», asegura esta familia. Pero a la hora de la verdad, la única ayuda que tuvo el pequeño fue quitarle una hora de castellano los viernes para reforzar el catalán.
Así empezó el fracaso escolar. En la primera evaluación el pequeño –«que era un niño que sacaba notables y sobresalientes»– suspendió dos asignaturas. Peor el mayor, que tuvo cinco insuficientes. En el segundo trimestre, aumentaron a tres y siete, respectivamente. Y en el último trimestre uno y siete, lo que significa que el mayor repetirá curso. «Perdió un año de su vida», lamenta el padre.
El profesorado del instituto Damià Hueguet no asume ni un ápice de culpa en el fracaso escolar del joven. Achaca los malos resultados a la falta de estudio y defiende que aunque el alumno tiene «poco dominio» de la lengua vehicular del centro (el catalán), «los profesores le facilitaron los medios para que este desconocimiento pudiera ser compensado y alcanzar así los contenidos de la materia». Pero los padres tienen pruebas de que eso no es así. Los apuntes, los libros, las explicaciones y hasta la asignatura de inglés se dan en catalán, aseguran, y «si levantan la mano en clase para decir que no lo entienden les contestan ‘ya lo entenderás’».
Ante la pasividad de la Consejería de Educación –que no ha contestado a la queja de estos padres presentada en abril–, contactaron con el Círculo Balear, la entidad defensora del bilingüismo en Baleares, y han presentado una reclamación administrativa por negar educación en la lengua oficial del Estado, «un derecho amparado por cinco sentencias del Tribunal Supremo y tres del Tribunal Constitucional, vigentes en la ley actual», recuerda el presidente del Círculo,
Jorge Campos. La denuncia tiene el agravante de un presunto caso de adoctrinamiento del profesorado al hijo menor por hacer proclamas nacionalistas. La madre cuenta que a los tres meses llegó a casa y dijo: «Soy catalán de Mallorca».
El próximo año estudiarán en un centro concertado de Palma, la única vía para huir de la inmersión lingüística en Baleares.