RAÚL DEL POZO-El MUNDO
Pablo Casado describía en el Congreso a Pedro Sánchez como un zombi y un mentiroso, olvidando lo que nadie debe olvidar, y menos un político: que quien miente siempre encuentra gente que se deja camelar.
No hay que extrañarse, como no se extrañaba Séneca, de que en el prado el toro busque la hierba; el perro, la liebre; la cigüeña, el lagarto; y el animal político prometa la felicidad de los insectos. El proceso de zombificación del presidente concluyó con la derecha partida. Pedro regresó de Estigia –al contrario que Aquiles– invulnerable sólo en el talón, su cuerpo se pringó en las aguas pútridas del supremacismo. Si gana tendrá que jurar ante santa Gadea que no va a volver a tragar con el aborto nacionalista, que siempre nos ha traído enemigos y guerras.
Cuando digo que Pedro puede ganar, me insultan porque creen que soy de la cuerda. Yo estuve en el Sindicato del Crimen y, a pesar de ello, pienso que Moncloa tiene hoy al frente de los gansos a un augur de primera, que se llama Iván Redondo, que les dice a los dirigentes que el PSOE es ya el partido alfa, como lo fue durante un tiempo el PSOE de Felipe o el PP de Aznar. Habla mi fuente de la pradera de Moncloa: «Les ha convencido de que el PSOE representa hoy otra vez la institucionalidad, el valor seguro, la estabilidad, la moderación. La ironía es que el partido con ideas más nuevas es el que tiene 140 años. ¡No es D’Hont, estúpidos! Es que el PP ya no es el PP, sino una hipérbole; y Ciudadanos se ha desnudado definitivamente. No eran lo que decían».
Dirigentes de IU temen que si gana Pedro la coalición puede hundirse por el mismo agujero por el que se hundió la izquierda en Italia, porque Sánchez es un neoliberal, apoya a la Monarquía. Y Pablo Iglesias, que empezó con el proceso constituyente, ahora se conformaría con las migajas de Moncloa.
José Félix Tezanos explica que Sánchez ha sido capaz de afrontar e intentar solucionar determinados problemas y cuellos de botella que habían llegado a un punto crítico en los últimos meses de gobierno de Mariano Rajoy. Pero se inventa una realidad respecto al contencioso catalán.
Dice que la política de diálogo con firmeza y sin concesiones imposibles «ha desbaratado el argumentario secesionista sobre la hipótesis de un Gobierno español que los odia y los maltrata». «La pacificación se ha notado y el secesionismo se ha divido entre irredentos y posibilistas», añade. Ése es el último cuento de Tezanos, porque la sombra de la cuestión catalana sigue oscureciendo el sol de España.