El chalé de Ábalos
Alguna vez es preciso rendirse ante los hechos y admitir que el presidente del Gobierno tiene razón ante la fachosfera, la máquina del fango y los bulos con que la derecha trata de arruinar una ejecutoria política marcada por el altruismo y el desinterés. Ahora tratan de sacar punta a un audio de uno de los protagonistas de la trama Koldo con la tercera autoridad del Estado en tanto que presidenta del Congreso, Francina Armengol, cuando era presidenta balear. El portero del puticlub Rosalex le escribía: “Vale, cariño, te mantengo informada de todo”.
Se queja la oposición de esa verdad que Arcadi Espada acertó a definir en su tribuna del domingo: ‘Solo la derecha odia’. El cancerbero de la manfla llamando ‘cariño’ a Armengol. A estos les mueve el amor. ¿Necesitan más pruebas? Es verdad que el negocio que custodiaba Koldo antes de convertirse en “un inagotable aizkolari contra las injusticias, un ejemplo para la militancia”, © Sánchez, puede parecer algo incompatible con el amor. Puede que las simpatías de Sánchez hacia él se deban a la venturosa circunstancia de que comparte actividades profesionales con su propia familia política, más exactamente con su suegro Sabiniano. Tampoco han sabido valorar la modestia presidencial al permitir que sea Koldo el que haya marcado a la trama con su nombre, en lugar de reivindicar para sí la gloria del liderazgo. No es la trama Koldo, es la trama Sánchez.
Tampoco saldrá Feijóo a valorar una noticia que conocíamos ayer, el hecho de que la trama pagaba el alquiler de un chalé para el ministro Ábalos en La Línea de la Concepción y un pisito molón en la Plaza de España de Madrid para Jésica, la joven pintona que lo acompañaba en sus viajes oficiales. Total, un desembolso de 88.101 euros por tres años y medio de alquiler, según cuenta la UCO en su informe, que no tiene nada de preliminar. Bueno, pues la derecha seguirá acusando al Gobierno de no hacer nada para favorecer el alquiler.
Aunque su reconocido amor por la verdad pueda verse comprometida por lo que voy a contarles, hemos sabido también que Pedro Sánchez no dice exactamente la verdad en todas sus comparecencias públicas. Esto es lo que se viene a deducir del informe de la UCO que repasa minuciosamente las mentiras del Gobierno sobre sobre la visita de Delcy Rodríguez
Congreso: cumplió con su deber evitando una crisis diplomática. En el Senado y gustándose, redondeó el argumento frente al popular Maroto: Había dos maneras de afrontar el tema: “provocando una crisis diplomática o evitando una crisis diplomática”. Adivinen cuál de las vías escogió Ábalos. Exacto, no lo podía hacer mejor. Ábalos dio una decena de versiones distintas de la visita y todas mal, incompatibles entre sí y con los hechos conocidos, como señala la UCO: No vino, o vino, pero poco. Me limité a saludarla, no pisó suelo españolno hubo ninguna reunión o hubo una reunión de 20 minutos y todo en este plan. Sánchez lo bordó al decir que se enteró tarde de la visita. Él la había autorizado porque no sabía que tenía prohibido pisar el espacio Schengen, se enteró tarde. Sin embargo, esto sucedió el 21 de enero de 2020 y la vicemadura estaba sancionada desde junio de 2018, 19 meses antes. No es que mienta, es que tiene un sentido elástico del tiempo.