Qué papelón el de Ángel Víctor Torres hablando del franquismo por el aquel de la memoria. Como si no tuviera el pobre bastante con lo de las mascarillas que le vendió Koldo García, ahora tiene que pechar con lo que decidió el Consejo de Ministros contra las Comunidades de Aragón, Valencia y Castilla y León por contradecir la memoria histórica nacional en la condena del franquismo y en las exhumaciones. Ya en vísperas de Semana Santa anunció la creación de un Museo de la Guerra Civil en Madrid, aunque las exhumaciones no las discute nadie y la condena del franquismo tampoco. El 20 de noviembre de 2002, el Congreso, con mayoría absoluta del PP, aprobaba por unanimidad la condena de la dictadura y pedía el reconocimiento moral de las víctimas de la guerra y de la posterior represión franquista.

Ya había otro museo sobre la guerra en Canadá, donde un grupo de sedicentes historiadores se empeñaron en hacer un museo de nuestra guerra civil, porque, en su opinión padecemos ‘un déficit de historia pública’, ‘en España hay miedo de enfrentarnos a nuestra historia’, y ‘se piensa que el pasado es problemático y se prefiere no hablar de él que enfocarlo haciendo historia pública’ y otras expresiones de parecido tenor. El joven Escolar lo publicaba en ‘elDiario.es’ y entre las ilustraciones puede verse una foto del patio del cuartel de la Montaña, cuajado de cadáveres, con la chusma paseando entre ellos. El cuartel se había sublevado el 18 de julio a las órdenes del general Fanjul. Rodeados por fuerzas de la República y milicianos, los alzados se rindieron el día 20 y a medida que se entregaban, eran asesinados de un tiro. Lo demuestran las manchas oscuras junto a las cabezas de los muertos. Busquen en Google ‘patio del cuartel de la Montaña’ y lo verán. Fueron 130 asesinados (93 militares y 37 falangistas) según cuenta la autoridad de Pedro Corral.

Pero ese supuesto repelús hacia la guerra es una de las falacias más notables de la memoria. Juan Pablo Fusi, director de la Biblioteca Nacional entre 1986 y 1990, contaba que en los 20 años que siguieron a la muerte de Franco se publicaron en España 16.000 libros sobre la República, la guerra civil y la dictadura, y desde entonces (él lo decía en abril de 2005) se habían publicado 3.000 más.  En 1986, al cumplirse medio siglo de la guerra, TVE produjo una serie de 30 capítulos, coordinada por Manuel Tuñón de Lara y compró otra a la BBC. Se crearon editoriales específicas y en los kioskos se vendían facsímiles de los periódicos de las dos Españas. ABC era el caso más notable, porque  publicaba sus dos almas: la republicana en la edición de Madrid y la franquista en la de Sevilla.

Eso por no hablar del tratamiento que ha dado España a las víctimas del franquismo. El Gobierno de Zapatero reconoció en un informe interdepartamental publicado el 1 de agosto de 2006 que el Estado había venido concediendo a las víctimas del franquismo 16.000 millones de euros. Pero la memoria democrática no tiene bastante y no parará hasta que esa guerra la gane quien debía con efecto retroactivo. Y si es preciso, están dispuestos a repetirla hasta que salga bien.