- Comisiones, espionajes, corrupción, nada tiene que ver con la ideología. Simplemente, son negocios
El Padrino es una fuente inagotable de filosofía útil para circular por este mundo tan embarrado a diferencia de la filosofía clásica, que solo sirve para que te las den todas en el mismo carrillo. Don Corleone, un sabio hecho a base de navajazos, tiros, intimidación y negocios sucios, nos advierte de algo muy importante: no hay que tomarse de manera personal la delincuencia, porque tan solo son negocios. Su hijo y heredero, Michael, lo explica a su hermano Santino cuando este quiere vengarse de Virgil Sollozzo por haber atentado contra la vida del Don. “No es personal, son negocios”. Como defiendo que la vida es así, me atrevo a sugerir que todo el escándalo de Piqué no puede imputarse a su ideología separatista. Son negocios. Tampoco puede decirse que el escándalo de la compra de mascarillas por parte de políticos o sus familiares sea incompatible con su condición de progresistas impenitentes. Son negocios. El espionaje a separatistas y como lo han aprovechado éstos para apuñalarse de nuevo entre ellos no son asuntos personales. Son negocios.
La coalición gubernamental que solo se sostiene por los intereses de los comunistas también son negocios; mantener a la fiscal general del estado en el cargo, también son solo negocios. Que se le exija a Almeida dimitir mientras que a Colau, imputada, nadie le diga nada son negocios. Lo que hace Sánchez, con dos estados de alarma denunciados como ilegales por el constitucional, varios escándalos como las maletas de Delcy, los comités de científicos inexistentes o el hecho de declarar secreto de estado los gastos de sus viajes y acarreos no es personal, solo son negocios. Así funciona todo en España. Feijoo se reúne con los sindicatos y son negocios. Los empresarios no han pegado un puñetazo en la mesa en Cataluña, a pesar de la ruina que ha traído el proceso separatista, porque son negocios. Los medios de comunicación adulan al poder y silencian todo lo que a Moncloa no le interesa que se sepa y son negocios. Los autónomos están a punto de desaparecer al no poder hacer frente a lo que se les viene encima – seiscientos euros mensuales como cuota el año próximo, dicen – pero son negocios. Lo de Marruecos, la cesión a sus planteamientos con el Sahara y que ahora se dedique a buscar petróleo casi en nuestras playas de las Canarias son negocios.
Cuídese nadie de pensar que quienes nos gobiernan lo hacen tan mal porque nos odien, porque nos tengan manía o porque quieran vernos hundidos en el barro. Al contrario, todos nos consideran, nos estiman, nos aprecian. Saben que somos buena gente de igual modo que ellos también se consideran buenas personas. Lo que sucede es que una cosa es el terreno personal y otra son, ay, los negocios y ahí si que no hay nada que rascar. Si el poder tiene que enviarte a Luca Brassi para que te ajuste las cuentas, lo hará; si hay que cargarse a Fredo, te lo cargas; si se tiene que eliminar a todas las otras familias, se eliminan. Pero siempre de buena fe, sin mácula en el alma, con el ánimo alegre y dispuesto, porque no es nada personal, solo son negocios y la familia es lo primero.
La de ellos, claro.