Afirma el presidente del Gobierno, preguntado por la posibilidad de que indulte a los condenados por la declaración ilegal de independencia de Cataluña, que no podemos estar «atrapados en la revancha y la venganza». Así de textual y terrible, porque esa expresión parece más adecuada a la retórica de los golpistas. Supone una forma poco disimulada de aventurar la disposición de Sánchez a conceder la gracia. Incluso cuando jueces y magistrados puedan oponerse, aunque no lo pidan los beneficiarios, antes además de que la sala del Supremo se pronuncie, lo que significa un claro cuestionamiento justo antes de que tome una decisión. España no pertenece al lejano oeste, no es el país del OK Corral, de los duelos al sol,
la ley de la horca o el ojo por ojo. Este es un Estado de derecho de plenas garantías jurídicas y democráticas, como los grandes países europeos, con juicios justos, donde resultan imposibles la revancha y la venganza. ¿O no, presidente?