IÑAKI EZKERRA-EL CORREO
  • Alguien al que le importan las víctimas trata de atraer adhesiones para su causa

Se está repitiendo estos días que la ley del ‘sólo el sí es sí’ es un error de Irene Montero y del Gobierno Sánchez, pero ésa es una valoración demasiado generosa de semejante bodrio legislativo. El error conlleva, en aquel que lo comete, una falsa percepción del acierto que en realidad pretende, una voluntad desviada de dar en el clavo que aquí no existe.

No diré yo que la ministra de Igualdad y el equipo sanchista han perpetrado esa incorrecta ley adrede. Lo que estoy diciendo es que no ha habido en ellos ninguna voluntad de hacerla correctamente, o sea, que les daba igual y que esas categorías (lo correcto y lo incorrecto, lo eficaz y lo ineficaz, lo bueno y lo malo…) no entraban en su campo de valoraciones y preocupaciones.

Otra cosa es que no pensaran que el bodrio iba a tener las consecuencias y la repercusión que ha tenido en contra de sus propios intereses, que son puramente electoralistas. Más aún, si lamentan esas consecuencias (que a una multitud de violadores se les rebajen las penas de prisión) no es por el daño que éstas puedan causar en las víctimas, sino en esas mismas expectativas electorales.

Alguien al que le importan de verdad las víctimas (sean de una violación, de homofobia o de racismo) trata de aglutinar el mayor número de adhesiones para esa causa, no de ahuyentar éstas para erigirse él en su único defensor. A quienes han montado con esa ley chapucera este guirigay legal, penal y judicial, las mujeres agredidas, violadas y abusadas les daban exactamente igual. De lo contrario, se habrían esforzado en que el texto legislativo careciera no ya de los boquetes que hoy ha demostrado tener, sino de la fisura más mínima.

Los populistas no buscan el mayor número de adeptos para una buena causa (la protección de la mujer en este caso), sino que añaden a ésta un plus de conflictividad que divida a aquellos que la apoyarían si se les presentara en unos términos cabales. Lo que persiguen los populistas (y el Gobierno Sánchez lo es intrínsecamente y en su conjunto) es el bochinche social que a ellos les favorezca para responder con más bochinche. Lo único que ha sucedido en esta ocasión es que el bochinche no les favorece. Aún así, responden como ellos saben: con más ruido. Responden como lo habrían hecho si les llega a salir bien la jugada: atacando a los jueces como atacan a todo aquel colectivo que encarna la antítesis de la confusión que ellos traen y de la cual se nutren.

No es un error, no. Como no lo fue esa Ley contra la Violencia de Género que se volvió contra el propio Juan Fernando López Aguilar que la había promulgado. No es un error. Es un ‘modus operandi’. Es un desliz que el populismo sortea con más populismo.