LUIS VENTOSO – ABC – 18/09/16
· Los ritmos de la Justicia española provocan abusos e indefensión.
La lesiva y desquiciante lentitud de la Justicia en causas de relieve es uno de los problemas serios de España, porque afecta a su buen funcionamiento y cortocircuita la vida real de muchas personas. Pero no escucharán hablar del asunto a Sánchez, cuyo estimulante programa se reduce a que el viejo Mariano es Belcebú y «no es no»; ni a Iglesias Turrión, habilidoso sofista televisivo que ha decidido que encarna a una «gente» que mayoritariamente no le vota; ni a Regeneraciones Rivera, que mira al dedo en vez de a la luna y se pierde en la pose y la anécdota en vez de aterrizar.
Llevamos ocho meses sin Gobierno y el debate continúa alejado de los problemas reales de la nación. No se ha alcanzado ni el elemental acuerdo de los constitucionalistas para cortar en seco la rebelión separatista. No se debate la grave advertencia de que las universidades españolas jamás figuran en los escalafones mundiales de excelencia, o que la inversión en educación está por debajo de la media de la OCDE. No se habla de que España presenta una pirámide demográfica que ciega su futuro. Y por supuesto, no se asumen los límites contables y el hecho empírico de que el sistema del bienestar es insostenible si no se reforma, porque no hay pasta para pagarlo. Al revés, se estafa a «la gente» con promesas mendaces de disparar el gasto social.
Me acaban de contar una historia que daba que pensar. Una persona, un oficinista, se vio acusado de un desfalco en su empresa. Era una celada clara de un compañero, autor real del delito, que amañó indicios en su contra. El abogado del acusado ha logrado reunir pruebas y testimonios que desmontarán fácilmente el caso, pero el juicio no acaba de salir. Resultado: esa persona tiene su vida bloqueada y su honra cuestionada de la manera más hiriente, a la espera de que su señoría tenga a bien espabilar.
No me agrada Urdangarín e imagino que acabará disfrutando de la hospitalidad del Estado por sus villanías contables. Pero es impresentable que el caso contra él haya comenzado en 2011 y todavía ande dando tumbos (por no hablar de aquel juez, ávido de un estrellato otoñal e inesperado, que buscó como trofeo a la Infanta contra el criterio de Hacienda y el fiscal y de copas con la abogada de Manos Limpias). No me gusta Granados, quien en un concurso de pícaros lo tendría difícil para no quedar primero.
Pero no puede ser que lleve dos años en prisión preventiva sin que lo juzguen. Un abuso de república bananera. Es una vergüenza que dos años después de que Artur Mas hiciese algo tan grave como convocar un referéndum ilegal siendo la primera autoridad del Estado en Cataluña, nuestra Justicia todavía esté dando pasos para sentarlo en el banquillo. Jordi Pujol confesó que era un evasor fiscal en julio de 2014. Todavía no ha sentido el peso de la Justicia, ni él ni su clan. Pese al festival del desvalijamiento que se destapó, no hay una sola condena.
Los jueces van a su ritmo, que no está acompasado con las necesidades y urgencias del país. Ante todo, mucha calma (y con Lesmes buscando cámara y encantado de conocerse). El día que Puigdemont proclame su república, los pillará sopesando todavía muy sesudamente si conviene ir contra él.
LUIS VENTOSO – ABC – 18/09/16