- La ira del campo y la nerviosa respuesta del Gobierno se suman a los numerosos signos que dibujan ya un horizonte de cambio. Sólo Sánchez y su arúspice Tezanos se niegan a verlo
La sabia sutileza del pueblo italiano lo tiene claro. ‘Piove, porco governo‘. Si llueve, la culpa es del gobierno. Y si no, pues también. Como en las malas novelas del crimen, desde el principio se sabe quién es el culpable. El que manda. Un primer ministro les dura casi menos que al Valencia C.F un entrenador. Allí, trece meses, en Mestalla, veinte partidos. En España las cosas no están tan claras. Primero, Zapatero y ahora el sanchismo han invertido fondos y esfuerzos inmensos para marcar a fuego a la derecha con el estigma de la culpabilidad. Neofranquistas, conspiradores del puro, los turbios cenáculos madrileños, los poderes ocultos, los medios y los jueces que actúan con los poderosos, el PP antisistema, Botín, Galán, Ferrovial antipatriota…Más tiempo y bilis ha empleado la pandilla basura de la inquierda en desacreditar a sus oponentes que en intentar construir una escenario de convivencia y prosperidad. ‘Tensión, necesitamos tensión’, confesaba el Bambi circunflejo a un Gabilondo, el guapo, muy por la labor.
Este descomunal artefacto propagandístico de la Moncloa ha logrado convencer a los espíritus más cándidos de que la culpa de todos nuestros padecimientos se debe a una maldición del destino, a una zancadilla de espantosos hados con forma de pandemia, a volcanes coléricos, a la guerra de Putin y, naturalmente, a la obcecación de las fuerzas reaccionarias que no arriman el hombro y sólo trabajan para derrocar al Ejecutivo. ‘Derrocar’, dice el mandarín socialista, troleado luego por el ingenioso eslogan de Feijóo, ‘derogar el sanchismo’, que tanto incomoda en el Ala Oeste. Polarización de la sociedad, fractura social, animosidad, revanchismo, frentismo, demonización del adversario… este ha sido el monotemático guion del PSOE para aniquilar a la derecha, arrinconarla en la caverna de la reacción y arrojarla del tablero político para los restos.
La fábula del buen gobierno del progreso ha funcionado a duras penas durante estos cinco años debido, especialmente, a los líos intestinos de la oposición y a una sociedad catatónica, en avanzado estado de sonambulismo tras el bienio de las mascarillas. Ese cuento se acaba. Con la llegada de las urnas se aprecian ya vientos de cambio, voces de cabreo, suspiros de hartazgo, y un anhelo creciente de liquidar esta función para que suban a escena nuevos protagonistas que recompongan un terreno de juego libre y democrático.
Ejemplo evidente es lo que ocurre con la sequía. «Si mando, riego; si no mando, no riego», es un dicho antiguo del agricultor levantino, ahora encendido y desatado ante la desidia, el abandono y el desprecio que manifiesta el Ejecutivo frente a este cataclismo que tiene sumida en la desesperación a media España.
El lema de «Doñana no se toca», enarbolado con hipócrita pasión por el propio presidente, le ha rebotado en plena quijada
La culpa no es de las inciertas nubes, ni del maldito cambio climático, ni de las admoniciones de Greta y sus cretinos, la culpa es del Gobierno. Se empieza ya a escuchar la frasecita italiana. ‘Porco y porco’. Inútil, detestable, ruinoso gobierno. La escaramuza en torno a Doñana se les volvió en contra como un bumerán. El lema de «Doñana no se toca», enarbolado con hipócrita pasión por el propio presidente, le ha rebotado en plena quijada. La ira del campo ha roto su silencio, reclama justicia y apunta a los culpables. «El Gobierno nos asfixia, nos quita el agua, nos impide administrar recursos, no escucha, no negocia, no atiende razones, nada ofrece mientras el desierto avanza», declaraba días atrás un campesino murciano.
Tan potente retumba el indignado clamor que Sánchez se vio forzado a improvisar un Consejo de Ministros extraordinario (casi extraterrestre) el mismo día del arranque de la campaña en el que se anunció un paquete de medidas, ayudas y millones que dentro de ochenta años estarán a punto de concretarse. Otra humillación a los maltratados que este domingo desfilarán con sus tractores, esa acorazada del sudor y el llanto, por las calles de Madrid, quizás al grito de ¡porco, porco!. La cercanía electoral agita las emociones y tensa las pasiones. Presume Sánchez de ‘paz social’ en el momento en que se le subleva el campo y se convoca la primera huelga de funcionarios de la Seguridad Social en la historia.
La lista de las razones para acudir con la papeleta del Porco Governo este 28-M es nutrida y ruidosa. Cabría recordar alguna de las más sobresalientes.
-Tener de socio parlamentario preferente a Bildu, partido que acaba de presentar a siete asesinos y 44 convictos de terrorismo en sus listas electorales. Porco Governo.
-Compartir las riendas del Estado con un partido anti-Constitución que antaño le quitaba el sueño. Porco Governo
-Arrinconar, menospreciar, humillar, preterir y jibarizar la figura del Jefe del Estado, del Rey, de la Corona y la Monarquía. Porco Governo.
-Aprobar una ley de Vivienda que protege a los okupas y persigue a la propiedad y al propietario. Porco Governo
-Designar un Tribunal Constitucional que ha se atribuido funciones constituyentes en su sentencia sobre la ley del Aborto, paso previo a la aprobación de un referéndum separatista en Cataluña. Porco Governo
-Tener una portavoz del Gobierno expedientada cuatro veces por hacer campaña electoral desde la sala del Prensa del Consejo de Ministros. Poco Governo
-Asaltar las instituciones del Estado, desde el CIS a RTVE, pasando por INE, Tribunal de Cuentas, CNI, Consejo de Estado, abogacía del Estado, CNMC… Porco Governo
-Elaborar una ley que beneficia a pederastas y libera violadores. Porco Governo
-Reformar el Código Penal para anular el delito de sedición y rebajar el de malversación en aras de complacer a sus socios secesionistas y golpistas. Porco Governo.
-Encubrir las pistas que conducían al despacho en el Congreso del famoso Tito Berni. Porco Governo
-Disfrazar con el manto de ‘la mejor directora general de la Guardia Civil’ a una señora que tuvo que irse por piernas envuelta en las salpicaduras de la corrupción. Porco Governo
-Reconocer la sumisión del Sahara a Marruecos en un volantazo diplomático pleno de sospechas y con el móvil del Pegasus y el Mohamed de Rabat al fondo. Porco Governo
-Consumar una política económica próxima al desastre. Mayor tasa de paro de Europa. Tercer país de UE en deuda. Primer país con población de riesgo de pobreza. Único en el que no se ha recuperado el nivel prepandemia. Un 13,9 por ciento inflación de alimentos básicos. Porco Governo
-Mayor presión fiscal de la historia. Asfixia del autónomo, señalamiento al emprendedor, fuga de empresas. Porco Governo.
-«La exhumación de Franco es una de las cosas por las que pasaré a la Historia». Así dijo el caballero. Se olvidó de alguna otra. Quizás las más graves. Haber pulverizado los espacios de consenso, el espíritu de la transición, los ejes fundamentales del Estado de Derecho y avanzar sin freno en la demolición del edificio constitucional.
El hechizo de la derecha culpable se ha esfumado. El 28-M, las papeletas del Porco Governo vencerán en las urnas, según anuncian los sondeos. Llueva o no llueva. Con sequía o sin ella. Quizás Sánchez ya sospecha, con Lope, ese ‘vano y espantoso’ destino que le espera.