- A Sánchez, que está muy loco, le importa un comino si el sabotaje es una argucia para los trenes o no, porque lo que él quiere es una sola palabra fetiche con la que echarle el mal de ojo al enemigo, que es todo el que no se postre ante él
Sánchez está muy loco, y aun así no ha conseguido inventarse nada para justificar el apagón. Entiéndeme, no es que no haya lanzado su tinta de calamar, pues si no, no sería él. Lo que sorprende es la poca tinta que le queda. Tiene un déficit de tinta este calamar, tiene una carencia de excusas este incumplidor nato, tiene una falta de reflejos este trapecista, y se puede romper la crisma, políticamente hablando, en el momento menos pensado. Cuando digo nada me refiero a la torpe operación propagandística con la palabra «sabotaje», que no funciona. Y que si funcionara tampoco se referiría al apagón sino a los trenes parados de Puente. ¡Puente, haz un puente y llévate el buga, pero primero mete el cobre robado en el maletero! Disculpa, es que pienso en Puente y se me cae la imaginación a las pelis de navajeros de los años setenta. A ver si me centro.
A Sánchez, que está muy loco, le importa un comino si el sabotaje es una argucia para los trenes o no, porque lo que él quiere es una sola palabra fetiche con la que echarle el mal de ojo al enemigo, que es todo el que no se postre ante él. A las eléctricas las están amenazando (también en Estrasburgo, lo acabo de presenciar) para tomarles la medida. Siendo Sánchez y Puente gentes de gramática parda y de la universidad de la calle (ya sé que tienen título, y plagio, y todo el juego completo), lanzan el término «sabotaje» a ver si lo ponen de moda en cuatro horas ahuecando la voz y luego subiendo el volumen. Lo ideal es que suene así como «¡Sobotoje!» Para que el derechista se asuste ante la nueva acusación y se ponga a la defensiva. Es demasiado bestia para funcionar, por muy loco que esté Sánchez, que lo está.
Yo me pongo en la piel de un tío apocado (de derechas ya lo soy y no tengo que hacer el esfuerzo) y ni así me veo pidiendo perdón por el hecho (o la trola) de que unos hipotéticos individuos a lo Puente se hayan llevado el cobre de al lado de las vías. Es demasiado rebuscado, macho, yo insisto en que a Sánchez se le ha ido la pelota del todo. Y así no puedes jugar al loco, estrategia divina que ha impedido hasta hoy la hecatombe nuclear y que se juega, precisamente, logrando que la gente, al verte, se dé así con el codo y susurre: «este tío está muy loco». Lo de Sánchez, vamos. Pero claro, la gracia es que en el juego no estés loco de verdad, que solo se lo crean. O sea, lo de Reagan y lo de Trump, jugadores ambos de primera. Pero la premisa previa es que esté claro lo que deseas, qué pretendes, qué intereses defiendes. Y lo del sabotaje es oscuro todo ello. Por eso cuando te digo que Sánchez está muy loco te lo digo en serio, titi.