ABC 14/07/16
El rechazo a la independencia se mantiene, de manera holgada, como la postura mayoritaria entre los vascos. Así lo pone de manifiesto la última entrega del sociómetro elaborado por el Gobierno del PNV, difundido ayer. La novedad del barómetro, realizado entre mayo y junio de este año, pasa, sin embargo, por un ligero repunte de los partidarios de la secesión. Desde 2014 los apoyos se habían desplomado, al caer del 30 al 19% con el que tocó fondo el pasado mes de febrero. Ahora, según el estudio, se incrementaría cuatro puntos, hasta el 23%.
En paralelo, desciende, aunque apenas dos puntos, el porcentaje de quienes se manifiestan en desacuerdo con la independencia: pasan del 38 al 36%, todavía en los niveles más altos de la serie desde 1998. Desciende igualmente el volumen de quienes podrían llegar a apoyar la ruptura con el Estado según las circunstancias: del 30 al 27%. En una línea similar, quienes no se pronuncian suben del 12 al 14%.
Sentimiento identitario
Tampoco hay grandes cambios en lo que se denomina «eje vasco-español»: se imponen quienes dicen sentirse predominantemente vascos, un 44% (igual que en febrero) a quienes se declaran tan vascos como españoles, un 33% (baja tres puntos), mientras suben del 11 al 14% quienes no se posicionan, y siguen en el 8% los predominantemente españoles. En cuanto a los principales problemas del País Vasco, apenas un 2% cita el apartado dedicado a presos de ETA, en contradicción con las últimas apelaciones lanzadas por el lendakari Iñigo Urkullu. El empleo (80%) es señalado de forma abrumadora como el principal quebradero de cabeza.
En esta misma línea, la denominada «consolidación de la paz y la convivencia» solo acapara el 7%, frente al 64% de vascos que apuntan al desempleo como principal desafío. Ese 7% es el mismo valor que presentan «la relación de Euskadi con España» o «la recuperación del euskera». O lo que es lo mismo, algunos elementos de la llamada «agenda vasca» que propugna el PNV.
Un 37% desea un cambio total en la vida política vasca por un 43% que aboga por modificaciones más moderadas. En el caso del conjunto de España, un 72% reivindica un vuelco absoluto, ante un 20% que pide solo ciertos cambios.