Cristian Campos-El Español

Un ataque con navaja y gas pimienta contra la sede del PP de Móstoles, 44 terroristas en las candidaturas de EH Bildu, agresiones contra militantes de Vox en el País Vasco, señalamiento de ciudadanos inocentes y de periodistas por parte de Podemos…

Hechos «aislados» (siempre lo son cuando la violencia la ejerce la izquierda) que parecen responder al caldo de cultivo generado a lo largo de los últimos cuatro años en España por el blanqueamiento implícito del extremismo que suponen los pactos del PSOE con partidos como Unidas Podemos, EH Bildu y ERC.

Pero el dato que más debería preocuparle a los españoles es que al menos una parte de esa izquierda, a la vista está que no precisamente desdeñable demoscópicamente, cree que la violencia física y verbal le resulta rentable en las urnas.

Los españoles que han metido a estos individuos en las instituciones deberían reflexionar muy seriamente sobre su voto este 28M y en las próximas elecciones generales. Nos jugamos la paz social y el que la está poniendo en riesgo no es Feijóo.

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Lo que Tezanos quiere vender: el PSOE ganará las elecciones del próximo domingo por 2,3 puntos de ventaja sobre el PP.

Lo que realmente dice el CIS: el PP ha recortado 2,1 puntos al PSOE en sólo diez días.

Dicho de otra manera, si en el mundo real la ventaja del PP sobre el PSOE es X, en sólo diez días esa ventaja ha aumentado hasta X+2.

Eso si nos creemos, no los datos del CIS, sino las tendencias que señala el CIS. Que es mucho creer.  

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Suponiendo que la tendencia sea cierta, ¿qué ha ocurrido durante los diez últimos días para que se haya recortado/aumentado en dos puntos la diferencia que separa a PP y PSOE?

Fácil. EH Bildu. 

Quizá el relato de que EH Bildu es un partido como cualquier otro es un tirabuzón moral demasiado exigente para el español medio. O quizá es que EH Bildu no es un partido como cualquier otro. Quizá hay algo en EH Bildu que lo hace difícilmente digerible por el votante del PSOE. Sería bueno para el PSOE investigar qué puede ser ese «algo». 

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Según el sondeo que publicó ayer EL ESPAÑOL, Isabel Díaz Ayuso podría conseguir la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid y gobernar sin necesidad de Vox. Más Madrid superaría al PSOE por dos puntos, y Podemos y Ciudadanos se quedarían fuera de la Asamblea.

Sondeo de Sociométrica en la Comunidad de Madrid para EL ESPAÑOL.

Sondeo de Sociométrica en la Comunidad de Madrid para EL ESPAÑOL. EFE

Es un resultado muy similar al que conseguiría José Luis Martínez-Almeida en Madrid, con la diferencia de que el actual alcalde se quedaría al borde de la absoluta, obligándole a depender de la abstención de Vox. Por lo demás, la capital sigue el mismo patrón que en la Comunidad: Podemos y Ciudadanos no entran en el ayuntamiento, y Más Madrid supera al PSOE. Algo lógico teniendo en cuenta que, históricamente, el porcentaje de madrileños que han votado a un partido en las elecciones autonómicas y a otro diferente en las municipales no ha superado jamás el 2%. 

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Llama Yolanda Díaz a dar «la batalla democrática» contra Alberto Núñez Feijóo, que sólo quiere «el poder por el poder». «Lo destruirá todo» añade. 

Resulta difícil casar con Feijóo esa descripción apocalíptica (la de un «destructor» que lo arrasará «todo» y que sólo busca «el poder por el poder»), pero lo llamativo es que ese retrato haya sido dibujado por alguien que solo quiere «el poder por el poder»: «Lo destruirá todo» https://t.co/ibMog2AVyS

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Gabriel Rufián, diputado de ERC, se solidariza con Vinicius. No será porque le moleste el racismo, desde luego, porque ese es el punto único del programa del nacionalismo catalán desde 1980. Más probable, desde luego, es que Rufián sea del Real Madrid. 

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Que los políticos españoles iban a aprovechar los lamentables insultos de una minúscula parte del público de Mestalla para arrimar el ascua a su sardina y clamar por el resurgir del racismo, del fascismo y hasta del nazismo estaba cantado. Habría sido interesante, en cualquier caso, preguntarle a los dos mastuerzos identificados por la Policía Nacional a qué partido votan. Más que nada, para confirmar o desmentir prejuicios. 

Mención aparte para el equilibrismo de Ximo Puig, que se juega la presidencia autonómica, y al que no le conviene nada echarse encima al público de Mestalla, pero tampoco contemporizar frente al racismo. Pero, como dice Inés García, mal vamos si la fórmula para sorber y soplar al mismo tiempo consiste en poner al mismo nivel a quien le grita «mono» a un negro y a quien se comporta de forma arrogante. 

No es lo mismo, señor Puig, no es lo mismo. 

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Dice Irene Montero que de los insultos a Vinicius tiene la culpa Ana Rosa Quintana. La necedad puntúa alto incluso en un partido como Unidas Podemos que ha hecho de la necedad marca de fábrica, pero revela algo muy interesante: la ministra de Igualdad cree realmente que Ana Rosa Quintana, una presentadora de televisión, genera el suficiente odio como para rascar algunas décimas de voto. Quizá porque le supone a los españoles el mismo rencor que su partido demuestra día a día

Se equivoca. 

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A sólo seis días de las elecciones, el PP sigue en vilo a la espera de las represalias del PSOE por la inclusión de 44 etarras en las listas de EH Bildu. De las represalias contra los populares, claro, no contra EH Bildu. 

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La Ley de Representación Paritaria que Pedro Sánchez anunció ayer en Cantabria y que obliga a un mínimo de un 40% de mujeres (y de hombres) en órganos constitucionales, consejos de administración de grandes empresas y candidaturas electorales, entre otros organismos e instituciones, demuestra cuatro cosas. 

1. El afán intervencionista de un Gobierno que aspira a controlar hasta el último reducto de libertad personal de sus ciudadanos. 

2. La desconexión del Gobierno con la realidad. En el Consejo Fiscal hay un 50% de mujeres. En el Tribunal Constitucional, un 45%. En el Consejo General del Poder Judicial, un 50%. En el Consejo de Estado, otro 50%. Etcétera. Sánchez pretende por tanto regular por ley aquello que la sociedad española ha asumido de forma espontánea y sin necesidad de ser pastoreada por ningún burócrata que le muestre cuáles son los porcentajes correctos desde el punto de vista de la moral y las buenas costumbres. 

3. El nerviosismo del PSOE por unos sondeos, incluido el del CIS, que no le son favorables. Porque el recurso al feminismo ha sido siempre un detector claro de problemas en el PSOE (el votante socialista es esencialmente femenino). 

4. El rechazo casi visceral de este Gobierno por la meritocracia y su preferencia instintiva por la mediocridad, siempre que esta sea «igualitaria». ¿Y qué ocurrirá cuando el 65%, o el 70%, o el 90% de los mejores candidatos para un órgano determinado sean mujeres? ¿Deberá buscarse un 5%, un 10% o un 30% de candidatos masculinos mediocres para alcanzar la paridad deseada por el Gobierno? 

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Anteriores entregas de Maldades de campaña:

Día 1 de campaña: La campaña empieza en Barcelona con la tradicional pegada (de mamporros)

Día 2 de campaña: El combate del siglo: ETA y los okupas contra Joe Biden

Día 3 de campaña: A Bildu le molesta «el ruido de Madrid» y pide silencio sepulcral

Día 4 de campaña: Pablo Iglesias amenaza con generar «conflicto» y ERC se estrella en Barcelona

Día 5 de campaña: En el PSOE no son conscientes aún, pero el hechizo se ha roto

Día 6 de campaña: El nuevo Bildu: mismo sabor, un 15% menos de terrorismo

Día 7 de campaña: Los españoles son los seres vivos que más se parecen al PSOE, según el CIS 

Día 8 de campaña: ¿A quién estarán votando en realidad los votantes de Ciudadanos el 28M?

Día 9 de campaña: Podemos señala al hermano de Ayuso como el Goldstein español

Día 10 de campaña: Lo del 28M no es una campaña electoral: es una campaña de exterminio

Día 11 de campaña: El resultado en Valencia decidirá el nombre del próximo presidente del Gobierno (o no)que forma parte de Podemos y que es vicepresidenta del Gobierno más polarizador en 45 años de democracia. Aquella de la viga en el ojo propio y la paja en el ajeno, vaya.