P.–Ocurre que el Gobierno no parece muy por la labor de cumplir sus exigencias. La vicepresidenta enfrió la eliminación de los aforamientos, Montoro desoyó su ultimátum sobre la amnistía fiscal, hacen oídos sordos a la comisión sobre su financiación… ¿Cómo vive esta situación?
R.–Con normalidad. Las circunstancias hacen que el Gobierno tenga que asumir que no tiene mayoría absoluta. Algunas cosas estamos consiguiendo, como la tramitación de la nueva ley de autónomos o el aumento de la baja de paternidad. Con 32 escaños queremos acometer unas reformas que necesitan convencer al otro. Pero soy optimista porque no queda otra. El PP sabe que solo no saca las cosas y Ciudadanos en algunos temas va a intentar ayudar al Gobierno, como el presupuestario o de la estabilidad política.
P.–Dígame la verdad, ¿cuántas veces ha tenido la tentación de romper el pacto con el PP?
R.–Nosotros no podemos romper el pacto porque Ciudadanos ya cumplió. Teníamos una obligación en el pacto: apoyar la investidura y desbloquear España. Ya hemos cumplido. Ahora es el PP el que tiene un compromiso político. Es verdad que no es un contrato mercantil. Lo que esperamos es que el Gobierno cumpla. También es verdad que sabemos sumar y tenemos una alternativa: buscar otros apoyos en la oposición. Muchas leyes pueden salir con o sin el PP.
P.–Pero si en febrero el Gobierno no cumple las condiciones que les exigieron, ¿darán por roto el pacto?
R.–No podemos romper porque ya hemos cumplido. Pero si el PP no cumple con sus compromisos empezaremos a ir a buscar el apoyo de la oposición.
P.– ¿Por qué no buscarlo ya?
R.–Porque si podemos sacarlo con el Gobierno es mucho más fácil. Si el Gobierno tramita leyes es más ágil. Pero tenemos un mecanismo que conocíamos desde el principio: el PP no puede bloquear las medidas porque no tiene mayoría. Con el Gobierno mejor, pero sin el Gobierno también se puede.
P.–Usted y dirigentes de su partido dicen que no se fían de Rajoy. ¿Por qué lo respaldan entonces? ¿Qué sentido tiene?
R.–Porque ganó las elecciones. Dos veces. No había otra fórmula de Gobierno. El mal menor era que se desbloqueara el país. Dicho esto, me parece lógico que en política uno no sólo no se fíe, sino que llegue a acuerdos políticos, los siga y los intente hacer cumplir. No es una cuestión personal, es una cuestión simplemente política. No es que no me fíe personalmente de Rajoy, es que mi obligación es poner las cosas por escrito.
P.–El PP prioriza al PSOE para los grandes acuerdos. Dice no sentirse ninguneado. Entonces, ¿cómo se siente cuando se entera por la prensa de algunos pactos?
R.–De algunos de ellos no me entero por la prensa, los hablas con el Gobierno y te dicen que van a intentar sumar al PSOE porque no tenemos 176 escaños. Pongo el ejemplo que estamos negociando ahora: las cláusulas suelo. Si el PSOE no está de acuerdo con lo que negociemos no saldrá adelante el arbitraje para las cláusulas suelo. Y así en muchas cosas. El debate sobre la pobreza energética, nosotros lo tenemos incluido en el pacto, pero sabíamos que si no se sumaba el PSOE no era posible.
P.–Pero la foto del acuerdo se la hicieron PP y PSOE, no ustedes.
R.–Nosotros ya tenemos un pacto de investidura. El trabajo ya está hecho. Con el PP ya hemos llegado a acuerdos. Quien se tiene que incorporar es el PSOE.
P.–¿Cuánta credibilidad le ha quitado a Rivera y Ciudadanos la hemeroteca?
R.–Creo que la ciudadanía está valorando más la actitud de solventar problemas, de ser útiles, que la hemeroteca. Si todos los que fuimos a las elecciones nos dedicáramos a coger lo que hemos dicho todos durante toda nuestra carrera política, seguramente España tendría terceras, cuartas o quintas elecciones. El PP ha tenido que comerse palabras criticando el acuerdo de Ciudadanos con el PSOE, porque ahora tiene que pactar con el PSOE; y el PSOE ha tenido que apoyar la investidura del eterno rival. Todos hemos tenido que ceder.
P.–¿Cuál es la cesión o rectificación que más le ha dolido hacer?
R.–Más que cesión, yo confiaba a pies juntillas en que se podía construir un Gobierno con un presidente y equipo nuevo, incluso en coalición con varios partidos. Creo que España en un futuro va a ir a gobierno en coalición. Pensaba que después de la repetición electoral era el momento de hacer ese gobierno en coalición entre dos o tres partidos. Debo reconocer que no hemos sido capaces.
P.–¿La crisis del PSOE le va bien a Ciudadanos?
R.–No soy tan drástico como los que dicen que el PSOE es necesario y tiene que reforzarse, reformarse y sacar más votos. Creo que los modelos políticos evolucionan y si el PSOE hace bien las cosas podrá recuperarse y si las sigue haciendo mal igual pierde más votos. Es verdad que hay un votante desencantado que está recalando en Ciudadanos y en Podemos.
P.–Vamos, que si la crisis del PSOE sigue, mejor para ustedes.
R.–El cuanto peor mejor, en política y en la vida en general no funciona. Ahora, dicen aquello de que cuando un adversario se equivoca no hay que despistarle.
P.–La nueva política irrumpió prometiendo renovación, regeneración, cambio… Rajoy sigue gobernando y todo apunta a que volvería a ganar unas elecciones. ¿Han decepcionado?
R.–Los que vendían, y no era el caso de Ciudadanos, que la nueva política lo cambiaba todo en un cuarto de hora han generado unas expectativas que no permite el mapa político con cuatro partidos. Los viejos partidos tienen que asumir que no pueden gobernar solos y los nuevos hemos aprendido que no llegas y besas el santo.
P.–¿La relación con Podemos es irreconducible?
R.–No. De hecho estamos impulsando los dos una comisión de investigación sobre el rescate de las Cajas. En la nueva Ley Electoral, Podemos también puede ser aliado.
P.–¿Está buscando entonces un acercamiento con Podemos?
R.–Más que un acercamiento es que estamos cerca en esos puntos. En materia económica, fiscal o territorial estamos lejos, pero en Ley Electoral, lucha contra la corrupción u otros asuntos podemos trabajar juntos, incluso sería bueno. Existe un eje transversal en algunos temas donde podemos trabajar juntos. Espero que Podemos salga de su dicotomía interna.
P.–¿Qué debería hacer el Gobierno si se llevara a cabo una consulta soberanista como la del 9-N?
R.–En primer lugar evitarla. Uno de los grandes errores del 9-N fue permitir una cierta ficción sobre un referéndum que no era tal.
P.–¿Y cómo se evita? ¿Debería la Justicia pedir las llaves de los colegios para impedir que se abran?
R.–Hay medidas cautelares. Técnicamente hay muchas maneras. Un Estado serio y a la vez responsable informa, ayuda y protege a sus funcionarios. No olvidemos que los colegios electorales son colegios públicos y hay funcionarios al frente. Un Estado no puede renunciar a que sus funcionarios hagan cumplir la Ley. Soy más partidario de evitar procesos penales que de ir a procesos penales. A mí no me gusta ver a políticos imputados por prevaricación.
P.–Pero dígame cómo se evita.
R.–Eso lo tendrá que hacer el Gobierno.
P.–¿No lo ha hablado con Rajoy?
R.–No. Tampoco hay que ponerse la venda antes de la herida. Me parecería imprudente que nos pongamos a hablar de cómo evitar hipotéticamente un 9-N antes de que políticamente convenzamos a la Generalitat de que hay que hablar de otras cosas. Me parece bien, y así se lo pedimos al Gobierno, que abra vías de diálogo con las comunidades, no sólo con Cataluña.
P.– ¿Pero qué se puede negociar con los independentistas?
R.–Todo aquello que respete la Constitución y el Estatuto de Cataluña. Hay tres ámbitos de actuación: financiación autonómica, el plan de infraestructuras nacional, y, finalmente, si hay un debate de reforma constitucional habría que intentar incorporar a todos los partidos a esa mesa.
P.–¿También a los independentistas?
R.–Si respetan el marco constitucional, sí. Si lo que quieren es dinamitarlo, no. La Constitución tuvo un amplio consenso y si hay que reformarla sería absurdo hacerlo con menos consenso.
P.–Ciudadanos no tiene representación en Galicia, País Vasco, Navarra o Canarias. ¿No le hace replantearse su mensaje único en toda España?
R.–No. Estamos en lo cierto cuando creemos que hay un espacio político de gente en el centro que quiere un mensaje común para toda España. Eso no quiere decir que tengamos que replantearnos cómo implantarnos en esas comunidades. Quiero impulsar un plan de actuación, de implantación, de trabajo.
P.–¿Entiende que haya militantes descontentos con el nuevo discurso en Cataluña?
R.–No hay ninguno nuevo. Hay una ampliación de registros y de temas. Nuestro equipo tiene que hablar de hacer cumplir la Ley, hacer frente al separatismo, pero también tiene que proponer acabar con las listas de espera en Sanidad, una política para los autónomos y Pymes, una política educativa… Cuando lideras la oposición tienes que ofrecer una alternativa al Gobierno.
P.–¿Vive Rivera en un búnker? Hay militantes y cargos que consideran que es así.
R.–No vivo en un búnker. Creo que en este partido somos, en comparación con los demás, de los más accesibles a la militancia.
P.–¿Por qué perseguir corrientes internas o grupos organizados?
R.–Corrientes internas nunca las hemos perseguido ni las vamos a perseguir.
P.–Así lo recogía su propuesta de nuevos estatutos.
R.–Los estatutos no querían decir eso, por eso aceptamos enmendarlo para que no haya ningún tipo de duda. Yo soy el primer interesado en que eso sea así. Cada afiliado puede votar o pensar lo que quiera o incluso estar discrepando de lo que se acuerde mayoritariamente, siempre que respete el marco del partido. Creo que en cualquier código de un partido o entidad hay que proteger la naturaleza de los afiliados.
P.–Ciudadanos presume de democracia interna, pero han restringido las primarias: antes se elegían los cinco primeros puestos de las listas al Congreso, ahora quieren que sólo sea el cabeza de lista.
R.–Vamos a ver qué deciden los militantes. Siempre voy a defender las primarias, es un mecanismo que te da autoridad moral para ser candidato, para ser presidente. Si uno tiene miedo a las primarias, siempre tendrá la duda de si le quieren o no sus militantes. Algunos piensan que la democracia rompe, es un error. Cuando uno tiene autoridad moral para liderar algo con el apoyo de sus bases tiene mucha más fuerza. Hay partidos como el PP que piensan que tener primarias es malo, creo que se equivocan. Si tienes primarias nadie duda de tu liderazgo porque te eligen los militantes. No hay que tenerle miedo a poner urnas en tu partido. Pero dicho eso, también hay que crear grupos de trabajo.
P.–Piden limitar el mandato del Presidente del Gobierno a ocho años. Los partidos, Ciudadanos, ¿no deberían predicar con el ejemplo?
R.–Pretendemos con este modelo copiar lo que hacen en EEUU y otros países. ¿Eso se puede importar a los partidos? Sí. Se podría hacer.
P.–¿Y por qué no lo hacen?
R.–Los militantes pueden enmendarlo y proponerlo. Nuestro partido es abierto y si los militantes quieren limitar eso, lo limitaremos. Pero tienen que tener mayoría.