Cristian Campos-El Español
«No se podía saber» dicen hoy los que hasta hace apenas diez días sabían con total seguridad que el Covid-19 era «sólo una gripe» y que no habría «más allá de unos pocos contagios». Visto lo visto, preferiría ser un esclavo romano que un periodista de la brunete mediática socialista. Como dice Nassim Nicholas Taleb, al menos los primeros no estaban obligados a alabar a su amo.
«Infantiles» llamó Iñaki Gabilondo a los ciudadanos preocupados por la posibilidad de que el caos italiano, del que llegaba puntual información diaria a nuestro país, se repitiera en España.
Ahora, Gabilondo alaba con retórica de hagiografía por encargo los discursos parlamentarios de Pedro Sánchez: «Ante un Parlamento fantasmal, Sánchez no se limitó a explicar sus actuaciones en los últimos días. Hizo algo más: trazó el rumbo de navegación para el tiempo venidero«.
Risto Mejide se reía en televisión de «la histeria» por el Covid-19. Sus colaboradores, y entre ellos Marta Flich, llamaban «la gripe nueva» al coronavirus y voceaban «vamos a morir todos jajajajaja» mientras en el plató sonaban bocinazos circenses de alarma.
Ahora, Mejide llama «miserables» a quienes se lo recuerdan en las redes sociales.
Carmen Calvo llamó a las mujeres a manifestarse el 8-M «porque les va la vida en ello» mientras el Gobierno del que forma parte ocultaba las cifras de contagios de ese fin de semana.
Nadie sabe por dónde para ahora Carmen Calvo, caída en desgracia por órdenes de Pablo Iglesias tras haber osado disputarle el trono de hembra alfa del feminismo a su pareja Irene Montero. Vistas las consecuencias letales de las manifestaciones del pasado 8-M, es probable que ese trono no sea, a día de hoy, tan atractivo como hace apenas diez días.
«Listillos retrospectivos» llaman las televisiones del PSOE, que son todas, a quienes hace dos semanas hicieron una simple resta para la que no hace falta, desde luego, una licenciatura en el CEU San Pablo o haber pasado por el máster de periodismo de El País.
Pandemia mundial – Gobierno de PSOE y de Unidas politicemos el dolor Podemos = Caos, irresponsabilidad y epidemia descontrolada.
La suma es sencilla, pero resulta imposible resolverla con éxito si allí donde el sentido común recomienda escribir el signo de la resta tu sectarismo ideológico te impulsa a escribir el signo de la suma.
Pandemia mundial + Gobierno de PSOE y de Unidas Venezuela es el camino Podemos = Unidad, sentido de Estado, «no se podía saber», ratoncito Pérez, cacerolas.
Un ciudadano español es un tipo que sólo está esperando una excusa, por insignificante que sea, para volver a votar al PSOE, y un periodista de la caverna es un tipo que sólo está esperando una excusa, por leve que sea, para sacar a relucir su sentido de Estado y apoyar al Gobierno en trances como el actual.
A diferencia del primer caso, para el que la propaganda siempre es capaz de diseñar una nueva excusa, el periodista de la caverna se ve una y otra vez chocando con el muro de hielo de los hechos. Ayer, el Gobierno –porque Unidas Podemos es Gobierno– llamó a una protesta contra el jefe del Estado mientras se conocía que los muertos superaban ya los seiscientos.
Hoy, en el momento de escribir este texto, los muertos son ya 767 y la sospecha es que la cifra es en realidad mucho mayor.
Periodistas catalanes describen cómo se amenaza a los ciudadanos catalanes con no permitirles velar a sus familiares fallecidos –por teórico riesgo de contagio– si insisten en realizarles la prueba del Covid-19 y esta da positivo. El resultado es la renuncia a la prueba y la contabilización de esa muerte como un fallecimiento convencional por neumonía. Es decir, cifras de fallecidos falseadas.
Mientras tanto, el diputado del PNV Aitor Esteban, con dos trabajadores sepultados desde hace cuarenta días bajo la basura tóxica del vertedero de Zaldibar, con el foco de Álava descontrolado, con los hospitales de la región al borde del colapso, con sus sanitarios reclamando a gritos material de protección contra el Covid-19, dedicaba su tiempo a pedir comisiones de investigación contra el Rey.
Y esa era toda la urgencia del PNV ayer.
«No se podía saber», dicen. «Unidad y sentido de Estado», claman los que no tuvieron reparos en romperla, literalmente, por un perro. Los que se aprovecharon de los muertos del 11-M para acceder al poder. Los que siguen sin ofrecer al PP un Gobierno de concentración que margine a Podemos y nacionalistas y los relegue al lugar que merecen, el del pintoresquismo político marginal.
Sentido de Estado y unidad de la Nación española, piden ahora los que no creen ni en el Estado ni en la Nación española ni tienen el más mínimo sentido de la unidad. Me pregunto qué es lo que fingen creer que están salvando. Sus cargos, sí. Pero… ¿algo más?