ABC-JON JUARISTI

¿Qué es la normalidad tras el hundimiento del bipartidismo?

EN su tragicomedia distópica de 2015, «Sumisión», Michel Houellebecq introduce un párrafo que, aunque referido a Francia, podría convenir sobre todo a la España del 2019: «La implosión brutal del sistema de oposición binario entre centro-izquierda y centro-derecha que estructuraba la vida política francesa desde tiempos inmemoriales había sumido en un primer momento al conjunto los medios de comunicación en un estado de estupor que los confinaba en la afasia». En España, el bipartidismo implosionó definitivamente el pasado mes de junio y, desde entonces, muchos medios de comunicación, pero en particular los de las autonomías gobernadas por nacionalistas, andan (o fingen andar) como leopardo en barbería. El caso del «Diario Vasco» y de la foto del 24 de diciembre con la que ilustraba o deslustraba su primera plana no es el más grave y, sin embargo, canta más que el Orfeón Donostiarra.

Lo más curioso de dicho caso es la celeridad con que las damas que representan al fenecido bipartidismo español en la Comunidad Autónoma Vasca se han dado por aludidas y han salido en defensa de su honor, supuestamente cuestionado. Tanto la ausente como la presente en la foto del brindis navideño del «Diario Vasco» han reaccionado de la misma manera: las críticas que se les han dirigido equivalen a ataques contra sus respectivos partidos, que lucharon heroicamente contra el terrorismo cuando había terrorismo. Vale: nadie, que yo sepa, ha criticado a Amaya Fernández (PP de Euskadi) por no estar en la foto. Tampoco a Idoia Mendía (PSE de Euskadi-Euskadiko Ezkerra) por idéntico motivo. A la primera, le dediqué un pellizco de monja por su ignorancia acerca de la historia de la ikurriña. A la segunda, la han sacudido desde las filas de su partido por retratarse brindando con Otegui. Ambas se han parapetado tras la historia de los partidos que representan. Es de agradecer, sin embargo, que ninguna de ellas haya sostenido que al criticarlas se ataca a las mujeres.

En realidad, me parece una payasada menor el brindis de Mendía (y nada digamos del blanqueo de la ikurriña por Fernández). En otras palabras: los comportamientos de ambas secretarias generales se inscriben, es cierto, en lo que el senador del PSE-EE, Tontxu Rodríguez, ha denominado normalidad. La normalidad de la Comunidad Autónoma Vasca podría describirse, más o menos, en los siguientes términos: vencido y derrotado el terrorismo etarra por la democracia española, el nacionalismo vasco gobierna en Euskadi y lo seguirá haciendo hasta que las ranas críen pelo, porque nadie quiere arriesgarse a que vuelva a repetirse la historia. Por eso socialistas, etarras no arrepentidos, peneuvistas y podemitas cenan y brindan juntos en alegre compadreo y comadreo. El PP de Euskadi no lo hace. Llega a admitir que la ikurriña no tiene nada que ver con el nacionalismo y que ellos, los del PP, también forman parte de Euskadi, pero ni un paso más allá, porque, como asegura Amaya Fernández, están hartos de que los radicales les revienten sus actos públicos (por cierto, ¿brindarían con Otegui si no se los reventaran?).

En fin, me parece mucho más patético el comportamiento del «Diario Vasco», que tuvo la genial idea de montar el festejo, y no se arredró cuando el PP de Euskadi declinó la invitación y publicó finalmente la dichosa foto como simpático detalle navideño para todos sus lectores habituales, entre los que parece haber bastantes víctimas del terrorismo de ETA. Pero, ¿quién negará que la armoniosa fragmentación vasca es lo más normal y ejemplar de España tras la implosión del bipartidismo? ¡Si hasta Sánchez lo reconoció cuando el PNV le regaló el gobierno, aquella memorable tarde de la moción de censura!