- Crece la irritación pública al comprobar cómo con el patrimonio de todos, un extremista como Sánchez, está pagando su tiempo en la Moncloa
Para ordenar todo este embrollo chantajista, Sánchez ha colocado al frente a la mujer más escrupulosa y al mismo tiempo solícita, María Jesús Montero, política de verbo cálido, florido, conciso y que aporta claridad y pedagogía cada vez que habla. La Hacienda española con ella está en las mejores manos. Nunca tuvimos a nadie al frente del dinero público con un discurso tan articulado. Pasarán los años y ya no se qué quedará del tiempo presente. Hubo una época en este país que se pasaba de banderillero a gobernador civil degenerando. Ahora los médicos de atención primaria saben de Hacienda pública y de solidaridad interterritorial, mientras que los hacendistas atienden a los enfermos en el centro de salud. Es la España de Sánchez, la más desquiciada en años. La España que maltrata a la mayoría de sus hijos para privilegiar a los más desleales.
Supongo que el lector habrá presentado o presentará en breve su declaración de la renta. Muy pronto incluso tendrá que liquidar el IVA trimestral o firmar las cuentas anuales, pues sepa que todos sus esfuerzos son estériles, tenemos al frente del Gobierno de España a un extremista, empeñado en generar odio entre unos y otros, carente de la más mínima sensibilidad hacia el interés general y el bien común, un aventurero que se gastará el dinero de todos nosotros, mientras se carga lentamente a la nación española.
Hay que reconocer que ha logrado radicalizarnos, porque él, y digámoslo también sin ambages, es un radical de ultraizquierda, al que le encantaría perpetuarse en el poder. Estamos obligados moralmente a no callarnos porque, si no, hará sus fechorías con nuestro silencio cómplice. Estos días con el tratamiento fiscal especial para Cataluña ha dado un paso más contra el conjunto de España y lo hace agraviando a los demás.