Joseba Arregi, ELPERIÓDICO.COM, 19/10/11
Poco sensato se ha escuchado desde el anuncio de la Conferencia Internacional de San Sebastián, de paz dicen los organizadores, de oferta de legitimación a la historia de terror de ETA, decimos otros, y es que en Euskadi todo el mundo sabe lo que tiene que hacer ETA: decir que desaparece y hacerlo.
Si para poder decirlo, si para dar un paso diciendo que caminan en esa dirección, pero sin llegar hasta el final, necesitan la parafernalia montada supuestamente por Lokarri, en realidad por Batasuna y la propia ETA, con el apoyo de, por llamarlos de alguna manera, los Santos Inocentes Jubilados Internacionales que no tienen nada que hacer, algo va mal.
La fórmula a la que se han apuntado los que asisten -apoyar todo lo que ayude a traer la paz- es falaz, porque supone que la paz depende, si nos atenemos al contenido, de una conferencia de exmandatarios internacionales que no tienen ni responsabilidad ni capacidad efectiva alguna, con conclusiones redactadas previamente, y en la que cada asistente habla tres minutos. Nos toman por tontos a todos o alguien se ha vuelto loco.
Evidente, no se trata del contenido, sino de la forma, del cascarón, del teatro, del circo o de la payasada, como lo califican algunos. La paz depende del escenario, del cascarón, de la liturgia. Y todos contentos, todos empujando al cascarón, participando en la liturgia.
La realidad es que los que acuden necesitan el escenario para algo muy concreto, distinto a la paz. ETA, para aparentar que no se rinde y hacer creer que no ha sido derrotada. Sobre todo, para poner de manifiesto, con la ayuda inestimable de los exmandatarios internacionales, que su lucha ha sido legítima, aunque ahora haya llegado la hora de entregar el relevo.
Batasuna, para no tener que romper con ETA ni condenar la historia de terror de ETA, y poder así seguir defendiendo lo mismo, pero cambiando de instrumento, olvidando que el instrumento no era de usar y tirar, pues produjo más de 800 asesinados. El PNV, para apuntarse a lo conseguido gracias a las medidas aplicadas por el Estado de derecho, denunciadas todas por ellos mismos, y posar como actor fundamental en la consecución de la paz. Y para, apuntándose a última hora, reclamar una memoria contradictoria: recordar la historia de terror de ETA, pero olvidar que esa historia ha estado motivada por un proyecto político nacionalista radical.
Referentes sociales
¿Y el PSE? Por puro tacticismo, que probablemente no le servirá de nada o se le volverá en contra. Y como el PSE, el PNV y el conjunto ETA-Batasuna, una parte de la sociedad vasca, por medio de sus referentes, para no tener que preguntarse dónde estaban hasta hace poco -defendiendo la negociación política con ETA-, apuntándose a última hora al fruto de lo que han criticado virulentamente durante los últimos años: la actuación del Estado de derecho contra ETA y Batasuna, lo único que ha producido la debilidad de ETA y ha forzado a Batasuna a cambiar de estrategia.
Las ausencias -víctimas y Gesto por la Paz- poseen más memoria y más verdad.
Joseba Arregi, ELPERIÓDICO.COM, 19/10/11