Cuando un Gobierno tiene que remitirse al Ejecutivo que le precedió para justificar la repetición de los errores en materia antiterrorista, mal van las cosas. Con la torpe estrategia del «y tú más», los socialistas están aportando muy poca cosa a la necesaria política antiterrorista. Hace falta más rigor y menos propaganda.
No lo va a explicar directamente en el Parlamento el presidente Zapatero porque, para poner la cara ya tiene al ministro Rubalcaba, pero nos vamos a enterar de los secretos inconfesables del gobierno de Aznar en política antiterrorista. Eso anunció ayer para defenderse del ruido que está provocando la nueva situación del preso De Juana Chaos. A ver si, con tan fausto motivo nos enteramos de qué pie cojeó Aznar cuando ETA le sometió a la olla a presión. Porque el argumentario del equipo del presidente Zapatero se ha adornado de los datos más contradictorios a la hora de juzgar la actuación del anterior gobierno del PP.
Y si, hace meses, no le perdonaron a su presidente que un buen día, después del anuncio de la tregua tramposa llamase al entorno de ETA «movimiento de liberación nacional» (¿ menuda cesión, qué escándalo!) ahora se trata de rescatar la lista de los presos movidos, trasladados, perdonados, aunque no reagrupados, en tiempos del PP cuando la sociedad le pedía a gritos que aflojara la mano en la política penitenciaria. Mal asunto.
Cuando un Gobierno tiene que remitirse al Ejecutivo que le precedió para justificar la repetición de los errores en materia antiterrorista, mal van las cosas. Porque si después de haber tomado la temperatura a la banda el gabinete anterior, Aznar optó por desarrollar una política de firmeza contra ETA y su entorno, también tendrían que preguntarse los socialistas el por qué de aquella conclusión. Dónde estuvo el fracaso de una tregua en la que también estuvo Otegi de perejil de todas las salsas.
Se entiende los nervios en el Gobierno después de la convulsión que ha provocado su decisión de trasladar a De Juana pero, con la torpe estrategia del «y tú más», los socialistas están aportando muy poca cosa a la necesaria política antiterrorista. Es cierto que Aznar autorizó traslados en el colectivo de los presos. Pero cuando el ministro Rubalcaba revuelve en el archivo se deja un dato fundamental para entender aquel movimiento.
No es que ETA estuviera exigiendo un acercamiento masivo de presos; es que el Congreso de los Diputados se lo pidió por unanimidad en dos ocasiones (el 10 de noviembre de 1998 y el 25 de junio del 99). Y el intolerante presidente de entonces convocó al lider de la oposición socialista para ver qué hacían. Igualito, igualito que ahora.
Resulta asombroso, para quienes seguimos tan de cerca los secuestros de aquella época, oír a Blanco decir que el gobierno del PP cedió ante el secuestro de Ortega Lara cuando todo el mundo recuerda que, después de la liberación del funcionario de prisiones, ETA atrapó a Miguel Angel Blanco porque seguía permanentemente insatisfecha, como es habitual. Dejar a López Garrido en el ruedo diciendo que el PP quiere tapar el desarrollo del juicio del 11-M, no es una vía inteligente. Hace falta más rigor y menos propaganda.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 7/3/2007