Chapu Apaolaza-LA RAZÓN
- Los independentistas se queja de que se les considerara sospechosos de ir a cometer un delito que ya habían cometido y que juraban que volverían a cometer.
Notas del cinco de mayo, escalera de San Fermín y comisión de secretos oficiales, a su vez secreta. En este país, lo que debería ser secreto se termina sabiendo y en cambio lo que debería saberse, se oculta. Me estoy acordando de que en la película ‘Top Secret’ aparecía un agente secreto disfrazado de vendedor ambulante ciego y pregonaba: “Novedades, souvenirs, artículos de coña”. Omar Sharif vestía una gabardina y le soplaba la contraseña: “¿Acaso sabe si el perro de San Roque tiene rabo?” Y el otro le respondía “No, porque Ramón Ramírez se lo ha cortado”. Después, Omar Sharif le ofrecía algo que había recogido del suelo: “Se le ha caído un zurullo de coña”, y el ciego aclaraba: “Perdone, no trabajo ese género”.
La directora del CNI, vestidita de chivo expiatorio, enseña la orden judicial para poder espiar a Pere Aragones. Mi Pedro acordó el Gobierno con los tipos a los que escuchaban los servicios secretos. “Pegasito, pegasito, dime qué es más extraño, ¿que se espíe a Esquerra después del procés o que se apoye en ellos el Gobierno? Los independentistas quieren saber cómo se les consideraba sospechosos de ir a cometer un delito que ya habían cometido y que juraban que volverían a cometer. No están tranquilos, dicen, y yo me pregunto si los demás ciudadanos podían estarlo cuando en 2019 según el ‘New York Times’ representantes del Govern se reunieron con agentes del Kremlin -uno de ellos, coronel de la guardia de Vladimir Putin-, para pedirles ayuda sobre la financiación rusa mediante una estructura solitaria opaca y el reconocimiento del nuevo estado por parte de Armenia.
Moncloa también detectó una intrusión en el móvil de Sánchez y el Ayuntamiento de Pamplona ha suspendido la elección de los carteles de San Fermín porque han alterado la votación unos hackers. Se sospecha de una potencia extranjera y sanferminera. Me huele a que han sido los de la Peña los Suecos. César Oroz ha llamado a esto el Caganchus, que es el Pegasus pero en versión navarra del mitológico caballo de rejoneo de la cuadra de Pablo hermoso de Mendoza
Así que es cinco de mayo, seis de junio, siete de julio, San Fermín. Si la canción no miente, quedan dos meses para mirar de frente al miedo y la fiesta. Después de tres años vamos a comprobar su el corazón sigue ahí en el pecho y si seremos capaces de vivir de nuevo. Si quieres que te diga la verdad, a veces tengo mis dudas.