El aforo toma asiento. Un animador coge el micrófono. En el umbral de la puerta espera el equipo. Comentan, se dan ánimos. Música. Suena un nombre, aplausos. Avanza el protagonista. Saluda. Otro nombre. Otro. No, no es la celebración de un título de un equipo deportivo. Pero casi. Es la celebración del equipo de Albert Rivera, reelegido presidente de Ciudadanos. Ayer, en un auditorio de Madrid presentó oficialmente a su nueva Ejecutiva, estilo celebración de Champions. La nueva dirección de la formación naranja se propone abrir «una nueva etapa, un nuevo ciclo de crecimiento», donde en el horizonte fijan una meta: «Tenemos que ganar a los conservadores en las urnas», sentenció Rivera.
El presidente de Ciudadanos se presentó ante sus simpatizantes blandiendo la legitimidad de un proceso de primarias donde ha arrasado a dos militantes desconocidos que presentaron batalla testimonial. Eso sí, Rivera regateó la escasa participación del proceso: sólo el 34% de los 20.000 militantes que podían votar.
El partido celebra el próximo fin de semana su Asamblea General, que fijará la estrategia política para los próximos años. La apuesta es entrar en gobiernos de todo tipo –nacional, autonómicos y municipales– a partir de 2019, aunque un sector de la militancia pide hacerlo ya. De hecho, la dirección estudiará casos concretos para hacerlo –acaba de avalar la entrada en el Gobierno del PP de Orihuela–.
En este nuevo ciclo, los estrategas de Ciudadanos consideran que están «preparados para gobernar». Y fijan un rival a batir: el PP. «Los liberales y progresistas tenemos que ganar a los conservadores en las urnas. No vale sólo con pactar, hay que ganarles la batalla para seguir avanzando y garantizando la igualdad en toda España», reflexionó Rivera entre el aplauso de los suyos. Considera que hay que «dar la batalla política e intelectual» al PP porque en España, para acometer las reformas que quieren, no vale el «conformismo» del partido de Mariano Rajoy.
Rivera trató de esta manera de quitarse el traje de aliado del PP, en un momento en el que los naranjas tienen firmado un pacto de investidura con los populares y se consideran los socios preferentes del Ejecutivo. Esta maniobra busca reforzar la posición de centro –en las últimas encuestas del CIS los españoles han situado a Ciudadanos un poco más a la derecha– y aumentar su potencial bolsa de votantes.
En todo caso, a los estrategas de Ciudadanos no se les escapa que la frontera de votantes entre PP y Ciudadanos es la más porosa del mapa político español. Según los datos del CIS postelectoral de noviembre de 2016, el trasvase de votos más llamativo producido en las generales de junio de 2016 respecto a las de diciembre de 2015 se produjo de Ciudadanos hacia el PP. Un 15,4% de quienes afirman que eligieron al partido de Rivera en diciembre se cambiaron al PP en junio. Si el 20-D Ciudadanos obtuvo 3.500.541 votos, el 15,4% significa 539.083 papeletas. Más de medio millón de sufragios traspasaron la frontera Ciudadanos-PP. ¿Se produjo un trasvase similar en el otro sentido? No. Sólo el 3,8% de los votantes del PP se pasaron a Ciudadanos el 26-J, lo que supone 274.198 personas.
El mensaje de Rivera busca alentar la ambición y la motivación entre sus filas, al tiempo que sellar en la medida de lo posible una fuga de votantes. «Nosotros sí queremos que el mundo siga avanzando», recalcó, al tiempo que calificó a los conservadores como «inmovilistas». «Si por ellos fuera, no cambiarían nada», dijo.
Uno de los lastres que pesa en Ciudadanos es la reiterada e insistente campaña de negación al PP y a Rajoy, donde se insistía en que no se les daría apoyo alguno, cuando finalmente se firmó un pacto de investidura. Por eso, ahora que se abre nueva etapa, el discurso es de ruptura y desmarque con los populares.
Ciudadanos quiere, por tanto, instaurar un nuevo eje en la política española: inmovilismo contra política útil. De esta manera trataría de superar el eje derecha/izquierda y no ceñirse al eje nuevo/viejo, donde entra en una encarnada disputa con Podemos. No obstante, como es habitual en las últimas fechas, también hubo un recado al partido de Pablo Iglesias y, de paso, al nuevo presidente de EEUU, Donald Trump: «Ciudadanos es un partido que ha nacido para romper fronteras frente a los que vienen a levantar muros con populismos o visiones conservadoras». Y añadió: «El populismo no puede ser la alternativa de la vieja política, la alternativa tiene que ser Ciudadanos».