Editorial, LA VANGUARDIA, 29/5/12
EL nuevo golpe policial contra la cúpula de ETA, con la detención en el sur de Francia del presunto jefe del aparato militar y de su lugarteniente, armados, con documentación falsa y en un coche robado, confirma que la organización terrorista sigue latente pese al anuncio del fin de la violencia que hizo en octubre pasado.
Es un golpe policial importante no sólo porque ha desbaratado los planes de la banda para mantenerse, sino porque ha puesto de manifiesto que los objetivos de la política antiterrorista se mantendrán en alto mientras exista ETA, por mucho que la organización haya anunciado su cese de la violencia o haya dejado de cometer atentados. La presión de las fuerzas de seguridad se deberá mantener hasta la disolución total de la banda terrorista.
ETA está muy debilitada. La detención de Oroitz Gurrutxaga, junto con su segundo, Xabier Aramburu, que supone la caída del séptimo jefe militar en los últimos cuatro años, es una prueba más. Demuestra que la eficacia del acoso policial, judicial y político contra la actividad de los etarras los ha colocado al borde de la derrota. Pero España y Francia hacen bien en no bajar la guardia. La determinación política a ambos lados de la frontera sigue firme. El nuevo Gobierno español y el recién constituido Gobierno francés mantienen intacta la colaboración en la lucha antiterrorista. Las detenciones de este fin de semana por la policía del país vecino son un nuevo ejemplo. El nuevo ministro del Interior francés, Manuel Valls, viaja precisamente hoy a Madrid para entrevistarse con su homólogo español.
La izquierda abertzale ha tenido la ocurrencia de calificar de «estériles» las citadas detenciones del domingo. Pero el conjunto de la sociedad las ve útiles y necesarias. ETA no ofrece, por su sangrienta y cobarde historia de asesinatos, la más mínima confianza. No es, por tanto, nada estéril la detención de dos etarras con sendas pistolas en sus cartucheras.
Mientras la banda terrorista no decida entregar las armas y anuncie su disolución definitiva, la lucha contra ETA se debe mantener. Como ha dicho el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ETA debe saber que se disuelve por las buenas o por las malas. Y eso, en el marco del Estado de derecho, es perfectamente compatible con el hecho de facilitar la reinserción de los presos etarras arrepentidos que han cumplido la mayor parte de su condena y que se acojan a los planes que a tal fin ha establecido el Ministerio del Interior, que en esta materia cuenta con el respaldo absoluto de los principales partidos de la oposición.
Editorial, LA VANGUARDIA, 29/5/12