JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 27/05/15
· Señoras y señores, ahora sí que ha empezado de verdad la campaña para las elecciones generales de 2015.
El mapa político español, hasta el domingo predominantemente azul, puede volverse rojo si los pactos dentro de la izquierda se consolidan, como aspiran sus líderes. Además, es lo que ha dicho el pueblo español y, en democracia, hay que obedecer lo que dice el pueblo, aunque sea sólo un día cada cuatro años. Se confirma una vez más que los españoles nos movemos a bandazos, por impulsos que poco tienen que ver con los que mueven a otros pueblos, el inglés, por ejemplo, que sopesa todos los factores, los económicos sobre todo, antes de tomar una decisión. En nosotros, la economía tiene su importancia, pero la visceralidad y la ideología se imponen. Había verdaderas ganas de castigar a los dos grandes partidos que se han venido alternando en el poder, su arrogancia, su corrupción, su alejamiento de la calle, y si en 2011 el PSOE fue el vapuleado, en estas municipales y autonómicas de 2015 lo es el PP, que es el que gobierna.
Dos son las grandes incógnitas que sobrevuelan sobre este cambio de escenario. La primera, si esos pactos de la izquierda funcionarán, de llegar a materializarse. La segunda, si las elecciones del domingo son unas segundas primarias de las generales –las primeras fueron las europeas–, a celebrar a finales de año. De hecho, la segunda respuesta depende de la primera.
Todo está dispuesto para que la gran coalición de la izquierda se realice. Y todos parecen desearlo. Al PSOE le serviría para disimular la tremenda derrota que ha sufrido. A Podemos –que a fin de cuentas es el que está detrás de todos esos partidos exóticos que han surgido del movimiento de protesta–, también le interesa, para demostrar que no es un ente teórico creado por los profesores de Ciencias Políticas de la Universidad de Madrid, sino un auténtico partido político con capacidad de gobierno. Pero la cosa no va a ser tan fácil como a primera vista parece, porque tanto el PSOE como Podemos quieren liderar esa coalición de izquierdas.
El uno exhibe sus votos y su veteranía como galones; el otro, su afán rompedor y la limpieza de su historial. ¿Cuál de ellos se impondrá? No me atrevo a predecirlo. Lo único que sé es que, si hasta ahora el enemigo de ambos era el PP, en adelante serán rivales, pese a ser aliados. Rivales a muerte porque presidente sólo puede ser uno.
En cuanto al PP, tiene seis meses para enmendar sus errores. Seis meses es una eternidad en nuestros días, pero también sus errores son muchos. El primero, el ya citado: creer que la economía lo era todo. Y no es verdad. La economía es importante, pero no lo es todo. Luego, hay que ser implacable con la corrupción que empieza a castigarse en España. Por último, tendrá que buscar la proximidad con los votantes, sobre todo con los propios, si quiere recuperar los que se le han ido. Una refundación, pero no la de Esperanza Aguirre porque Aguirre pertenece al ayer, no al mañana, como mostraron las urnas el domingo.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 27/05/15