Nuevo ridículo de la Generalitat en la Comisión Europea

EL MUNDO – 03/05/16 – EDITORIAL

· El Presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, ha estrenado su agenda internacional con un viaje de tres días a Flandes y Bruselas. En principio, el objetivo de esta visita era estrechar lazos con la comunidad flamenca, con la que el nacionalismo catalán tiene buenos contactos desde finales del siglo pasado. Antes de iniciar el viaje, desde la Generalitat se insistió en que el president, a pesar de terminar la gira en la capital comunitaria, no tenía previsto reunirse con representantes de la Comisión Europea. Y así lo manifestó Puigdemont expresamente antes de llegar a Bruselas al ser preguntado sobre el tema: «El día que me proponga ver a un comisario europeo u otra autoridad lo haremos, lo pediremos y lo conseguiremos».

Pero a las pocas horas recibió una contestación clara y rotunda desde la Comisión, que dejó en muy mal lugar al presidente catalán. La portavoz comunitaria, Mina Andreeva, confirmaba en la rueda de prensa habitual lo que Puigdemont no hubiera querido que se supiera: «Puedo confirmar que hubo un contacto a nivel de gabinete» para una reunión con Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, pero «lamentablemente la agenda no le permite tal reunión». Puigdemont ha perdido otra ocasión de internacionalizar el proceso porque no cabe duda de que, al menos simbólicamente, la fotografía del president con Juncker habría sido un triunfo para las tesis independentistas.

Pero Bruselas ha vuelto a poner en su sitio al secesionismo. Cataluña es España, por lo que el único interlocutor válido con la Comisión es el Gobierno español. Así, Puigdemont, a quien ha acompañado en el viaje el denominado conseller de Exteriores, Raül Romeva, se ha tenido que conformar con entrevistas de muchísimo menor contenido político, como las mantenidas con el presidente del partido nacionalista flamenco, el alcalde de Amberes o el presidente del Parlamento de Flandes.

Una vez más, la propaganda independentista ha hecho el ridículo en su intento de implicar a instituciones internacionales en su intento de ruptura con el Estado. Y, como era de esperar, desde ese ámbito se ha culpado al Gobierno español. Artur Mas, que tanta experiencia tiene de volver de vacío cuando ha visitado Bruselas como presidente de la Generalitat, atribuyó la negativa de Juncker a «las presiones del Estado español», que hace que «muchos de estos dirigentes ahora traten de nadar y guardar la ropa y no significarse demasiado».

Durante su etapa en la presidencia de la Generalitat, Mas visitó, entre otras capitales, Moscú, París y Bruselas en varias ocasiones para intentar vender su proyecto independentista sin conseguir encuentros de alto nivel. Hay que recordar que en septiembre de 2013 el ex president recibió por parte de Durâo Barroso la misma respuesta que le ha dado Juncker a Puigdemont: el entonces presidente de la Comisión tampoco tenía agenda para recibirle. Ahora, Artur Mas inicia una gira por el extranjero, esta vez como embajador del proceso, que tiene todos los visos de ser otro fracaso. Y ello supone un duro varapalo para el secesionismo, porque al no recibir ningún respaldo internacional sus aspiraciones quedan muy mermadas.

EL MUNDO – 03/05/16 – EDITORIAL