MIKEL BUESA-La Razón

  • Esto del caos es atractivo, incluso divertido si se tiene paciencia

Cada vez que Pedro Sánchez se explaya en una entrevista en los medios, deja siempre la misma impresión acerca del mensaje que ha querido transmitir: «O yo, o el caos», sugiere. Y al oyente no le queda más remedio que evocar aquella portada de Hermano Lobo en la que el político, cuando el público pide entusiasmado el caos, afirma que «el caos también soy yo». Porque, en efecto, el caos se extiende sobre el pensamiento –si es posible llamarlo con término tan solemne– y la práctica política del presidente.

El lector podría comprobarlo, examinando las iniciativas legislativas de su gobierno, especialmente cuando las aprueba por sí sólo en forma de decreto-ley. Ahora Sánchez está preocupado por la convalidación de su Plan de respuesta a la guerra, que ha desplegado en nada menos que 160 páginas del Boletín Oficial del Estado esperando, creo yo, que nadie las lea. Claro que algunos somos aficionados al ejercicio masoquista de ojearlo casi todo y, de esa manera, sumergirnos en el caos. Ese plan, por ejemplo, suelta una pasta gansa a los sectores que protestaron por la inflación, como las industrias altamente consumidoras de gas y electricidad, los del transporte, los agricultores y los armadores de buques de pesca. No es que yo defienda que les dejen a palo seco, pero me sorprende que no haya ayudas para otros sectores, pues todos han sido tocados por los precios energéticos. Eso sí, a las ONGs próximas al Ministerio de Igualdad les van a soltar nada menos que 1.200 millones de euros, tres veces más que a cualquiera de los demás. Eso sí, si tienes coche, te dan veinte céntimos por litro de carburante. Por cierto, ya había subido en esa cuantía cuando el gobierno anunció sus intenciones. ¿Y qué me dicen de la pretensión de requisarles a los de las renovables una parte de los 3.000 millones que, según el gobierno, ganaron de más el año pasado –y este también–, mientras les rebajan las exigencias medioambientales para que hagan nuevas inversiones?

Esto del caos es atractivo, incluso divertido si se tiene paciencia. Pero se me acaba la columna para enseñárselo todo, querido lector. Así que no le va a quedar más remedio que ojear el BOE.