EL CORREO 16/04/14
· La campaña del ‘no’ alerta de consecuencias negativas para la defensa si triunfa el propósito de Salmond de eliminar las armas nucleares.
El resto de Reino Unido podría tardar diez años en construir una nueva base para sus submarinos nucleares y la Escocia independiente tendría que pagar parte del coste del traslado de la flota, según el ministro británico de Defensa, Philip Hammond, que respondió ayer en un discurso pronunciado en Glasgow al plan independentista, que incluye la eliminación de armas atómicas.
Los submarinos nucleares de Reino Unido tienen su base en Faslane, en el oeste de Escocia, y el compromiso anunciado por el Gobierno del Partido Nacional Escocés (SNP), en su Libro Blanco, en el que declara sus intenciones sobre la estructura futura del país independiente, es que la flota nuclear abandone la región en el primer mandato de un Gobierno elegido tras la declaración de secesión.
El discurso de Hammond llegó en un día de ofensiva de la campaña del ‘no’ sobre la defensa. Ayer mismo, el Lord Almirante del Mar, máximo responsable de la Armada británica, publicó un artículo en ‘The Daily Telegraph’ y se dio a conocer que exjefes de las diferentes ramas de las fuerzas armadas han escrito al ministro principal escocés advirtiéndole de las graves consecuencias de la independencia.
Hace unos días, el ex secretario general de la OTAN y político laborista escocés, George Robertson, pronunció un discurso en el Instituto Brookings de Washington en el que calificó de «cataclismo» el efecto que tendría sobre la seguridad occidental una decisión favorable a la independencia, situándola en el contexto de la geopolítica actual.
Robertson mencionó Ucrania, Siria, las disputas marítimas en el este de China y conflictos en África en una lista de amenazas presentes. Y añadió: «El mayor júbilo por la ruptura de Reino Unido será sentido por nuestros adversarios y enemigos. Si se produjese una división, precisamente en este momento, nos enredaríamos en un divorcio complejo, difícil y debilitante, y Occidente perdería un socio serio justo cuando la solidez y el temple van a ser vitales».
Difícil entrada en la OTAN
Hammond y el almirante sir George Zambellas se centraron más en las cuestiones domésticas, en los efectos que la separación tendría para el sector escocés de defensa, en el caso del primero, que señaló que los cerca de 8.000 puestos de trabajo en Faslane no podrán ser reemplazados por los planes independentistas, que contemplan un acento en la dotación de naves para patrullas marítimas.
Zambellas pondera en su artículo las dificultades de la división de la Armada, que comparó con «separar hilos de una cuerda», porque su diseño corresponde a una «construcción de eficacia», que no se puede fragmentar porque «los dos componentes individuales no suman el conjunto» y su reorganización «llevaría mucho tiempo y sería muy cara».
Los responsables militares señalan también las dificultades que afrontaría la Escocia independiente para incorporarse a la OTAN –que el SNP rechazaba hasta su congreso de octubre de 2012– con su política actual de rechazo a la presencia de armas atómicas en su territorio. Según Robertson, ningún buque estadounidense podría surcar aguas escocesas, puesto que no se divulga nunca la localización de los dispositivos nucleares.
EL CORREO 16/04/14