Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
El consejo de Sabadell ha rechazado este lunes la oferta lanzada por BBVA. ¿Es el final de la historia? No suele. Estas operaciones son complejas, influyen sobre ellas muchas fuerzas y se dirimen en ellas muchos intereses. Lo que ‘se sabe’ desde las afueras nunca es suficiente para emitir juicios definitivos, pero la respuesta no apela a lo exiguo de la oferta -lo que podría ser el inicio de la habitual fase del regateo-, sino a la preferencia de un futuro en solitario.
La decisión es compleja de explicar en esos términos. En solitario no han conseguido que la cotización alcance al valor en libros, lo cual no es una buena noticia para sus dirigentes, una vez que la situación de los tipos se ha normalizado. En un banco con el 85,73% de ‘free float’ y un único accionista individual por encima del 3,5% no es sencillo de averiguar quién manda en un momento como este y en una decisión tan peliaguda, ni a qué intereses concretos responde la decisión. Con una prima del 30% (de acuerdo a la cotización previa al anuncio de la oferta) lo mejor hubiese sido que fuese la Junta General de Accionistas la que diera la respuesta. ¿Se compromete el consejo a que la acción se revalorice ese 30%? ¿En cuánto tiempo?
Obviamente, la postura de BBVA también es interesada. Tiene un exceso de capital CET1 sobre las exigencias regulatorias y si no lo invierte en la compra de Sabadell quizá sus accionistas le exijan un aumento del dividendo, ya que la ausencia de un mercado bancario europeo real impide las operaciones transfronterizas y en el mercado nacional ya no queda alternativa. Las sinergias esperadas -no confundir con las sinergias posteriores conseguidas realmente, que casi nunca coinciden-, eran importantes y superiores a los 800 millones, la afloración de fondos de comercio, al pagar por debajo del valor en libros era interesante y el banco diversificada tanto su actual concentración geográfica en países prometedores, pero complicados, como México y Turquía, al compensarla con la mejora de la presencia en el Reino Unido, con mucho menor crecimiento pero mayor estabilidad. Como también mejoraba su implantación en el sector de las pymes, en el que su posición dista mucho de la conseguida en la banca minorista.
Falta saber el juicio de la Bolsa, que es el rompeolas de todos los intereses en liza, en esta operación que, supongo, no concluye este lunes, aunque la frustración en BBVA habrá sido grande.