Tonia Etxarri-El Correo

Los electores no formamos parte de la propiedad de los partidos aunque, en el fragor de la batalla electoral, muchos representantes políticos se permiten la licencia de hablar de nosotros como si perteneciéramos a su patrimonio. Craso error. En épocas tan fluctuantes como la que estamos viviendo, la mayoría está experimentando en carne propia lo que cuesta retener el voto. Ahora el PNV está pasando por ese trance, pero antes el PP vio cómo se le fugaban votos hacia el partido hegemónico. Los socialistas fueron los más votados el 23-J pero les está costando movilizar a los suyos en estas elecciones autonómicas. Y no digamos, Podemos. Que en sus inicios gloriosos y mediáticos de Pablo Iglesias llegó a superar al PNV en el primer puesto del ranking vasco. Era 2016. Ahora los sondeos dejan a la formación morada al otro lado de la puerta del Parlamento vasco. En el mismo lugar que Vox. Tan sólo EH Bildu sigue subiendo exponencialmente en el top electoral.

En estas elecciones del 21 de abril los bloques están muy marcados. De un lado, los dos socios nacionalistas de Pedro Sánchez con los socialistas decantados hacia el pacto con el PNV. Y por si tuvieran alguna duda, ya se encarga Andoni Ortuzar de decirles, en un tono paternalista que puede resultar ofensivo, que el PSE estará «más calentito» cerca de ellos que de EH Bildu. De otro lado, un PP templado que aspira a ganar dos escaños más y decantar la balanza de la gobernabilidad, aunque el final de la ecuación siempre será nacionalista.

La atención se está centrando en las alianzas. Ojito con ellas. EH Bildu está logrando, según las encuestas, el ‘efecto aspiradora’ absorbiendo votos del nuevo Sumar y el viejo Podemos. Incluso, votos socialistas y críticos con el PNV. Por eso el socialista Eneko Andueza se esfuerza en desenmascarar al mismo EH Bildu al que Pedro Sánchez llama progresista y que les regaló la Alcaldía de Pamplona. Y, desde el PNV, Imanol Pradales hace lo propio para desgastar a su competidor. Los dos partidos que han blanqueado a Bildu, ahora sí, recuerdan que el programa de Pello Otxandiano no menciona a las víctimas de ETA.

¿Cómo se va a gobernar este país? Se disparan las cábalas. Si se da por hecho que el PNV y el PSE van a repetir su coalición, posiblemente los abstencionistas persistan en su actitud. Si el PP de Javier de Andrés va a evitar que gobierne EH Bildu (ya lo hizo en la Diputación de Gipuzkoa y en las alcaldías de Vitoria y Durango), ¿facilitará el gobierno PNV-PSE? Los votantes del PP pueden pensar que vuelven a la casilla de salida. Con estas cavilaciones ‘gatopardistas’ llega la campaña a su tramo final. Con el enigma de nuestra contradicción demoscópica sin resolver. Una sociedad que, en su mayoría, no se identifica con la independencia puede llegar a conformar, con su voto, el parlamento más independentista de la historia. Esta noche, debate en ETB. El candidato de Bildu ya ha tomado nota: «yo soy independentista pero en este momento no estoy reclamando la independencia». Se trata de no asustar.