EL MUNDO – 22/04/16
· El líder de Podemos intenta denigrar al periodista Álvaro Carvajal en un acto en la Complutense.
· Asociaciones de la prensa y partidos respaldan al informador.
Pablo Iglesias convive muy mal con la crítica. El líder de Podemos lo demostró ayer en un acto celebrado en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, cuando arremetió contra la prensa que «habla mal» de su partido y personalizó sus acusaciones y reproches en Álvaro Carvajal, el periodista de El MUNDO que cubre, desde su aparición en la escena nacional, la información de la fuerza emergente.
Iglesias le acusó de mentir sobre su partido con el objetivo de prosperar en el periódico. Sus palabras suscitaron de inmediato una lluvia de reproches por parte de las asociaciones de la prensa y numerosos representantes de las distintas fuerzas políticas.
Durante su intervención en el acto en el que se presentaba un libro –En defensa del populismo, de Carlos Fernández Liria– y ante el numeroso público asistente, Iglesias citó reiteradamente a Carvajal mofándose de su persona con la complicidad de gran parte de los presentes. El líder de Podemos acusó a la prensa en general, y al redactor de EL MUNDO en particular, de publicar noticias falsas para medrar en su trabajo.
Las primeras palabras que pronunció fueron explícitas: «Tengo que evitar que Álvaro Carvajal, que tiene aspecto de epistemólogo pero es un periodista de EL MUNDO, me saque el titular Vamos a hacer que España se masturbe».
La frase venía al caso, según Iglesias, porque con ella intentaba presentar la relación freudiana entre los medios de comunicación y Podemos. Sus afirmaciones fueron acogidas con risas por el público, en un clima de complicidad.
Iglesias no dudó en lanzar desde el principio una advertencia: «Después volveré con Álvaro Carvajal». Y lo hizo, señalando incluso con tono amenazante: «Les veo con cara de miedo por primera vez a los periodistas».
A continuación se permitió poner en duda la profesionalidad del periodista de EL MUNDO acusándole de mentir con el objetivo de «prosperar» en su medio: «Álvaro Carvajal, o alguien que no fue Álvaro Carvajal, o fuentes internas de Álvaro Carvajal, vino a contar una vez…». Y prosiguió: «La historia no tiene por qué ser verdad, pero como tantas cosas que se publican, que no tienen por qué ser verdad, pero se publican. Nos cuenta la historia de un periodista que te dice: ‘Fíjate, yo, si quiero prosperar en el mundo del periodismo, y en particular en mi periódico, tengo que conseguir que haya muchas noticias que vayan a la portada. Pero claro, si yo trabajo en el diario EL MUNDO es imposible que yo consiga colocar en la portada Podemos lo hace todo muy bien. Tengo que colocar noticias que digan Podemos lo hace todo fatal».
A partir de ahí arremetió contra toda la profesión: «Buena parte de los periodistas que nos siguen están obligados profesionalmente a hablar mal de nosotros, porque así son las reglas del juego…».
Ante las palabras y el tono de Iglesias, la mayor parte de los representantes de los medios que cubrían el acto abandonaron la sala.
Iglesias intentó entonces parapetarse tras la excusa de que sólo pretendía defender una tesis: la de que «hay algo sexy en Podemos», que eso forma parte del éxito de su formación y que hasta los periodistas que están obligados a hablar mal de ella sienten una vinculación sentimental con el partido.
«Creo que es evidente que no se me ha entendido», añadió, antes de apuntar: «En un contexto académico cualquiera puede ser objeto de ejemplo. Esto no es una rueda de prensa, es la universidad».
Sus palabras trascendieron el ámbito docente de inmediato. Las redes sociales, los representantes políticos y las asociaciones de periodistas reaccionaron con indignación. La Asociación de Periodistas Parlamentarios emitió un comunicado de rechazo exigiendo respeto: «La mofa, el escarnio, la ridiculización hacia un informador resultan absolutamente intolerables en una sociedad libre, abierta y democrática», habida cuenta de que cualquiera que se sienta injusta o falsamente tratado por la prensa puede ejercer el derecho de réplica e incluso acudir a los tribunales. En el mismo sentido se manifestaron la Asociación de la Prensa de Madrid y la Federación de Asociaciones de Periodistas.
Numerosos diputados emitieron mensajes de apoyo. Desde el PP, su portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, apuntó que el trabajo de la prensa es «imprescindible en democracia», mientras el vicesecretario del partido, Pablo Casado, señalaba que Iglesias «detesta la libertad de expresión» y su compañero Javier Maroto insistía en que «sin respeto a todos los medios y periodistas se perderá una parte de nuestra libertad». Desde el PSOE, Pedro Sánchez lanzó un mensaje dando su «apoyo a los profesionales de la información». Desde C’s, su portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, afirmaba: «Señalamiento de periodistas. Se ha visto antes. Todo esto tiene un nombre».
El diputado del PSOE Germán Rodríguez subrayaba por su parte: «El respeto del Amado Líder a los profesionales y la libertad de información. ¿Entendéis por qué quiere controlar TVE?».
Iglesias intentó zanjar la polémica lanzando un mensaje en Twitter. Primero, para disculparse –«siento haber ofendido y pido disculpas»–, pero después, para reafirmarse en sus ataques: «No debí personalizar, pero dije la verdad».
EL MUNDO – 22/04/16