LA VICTORIA de Sánchez es una mala noticia para el sentido común, la estabilidad parlamentaria y para el Psoe. Pero el resultado es bueno para el presidente Rajoy. Y, sobre todo, para Ciudadanos. La renuncia de los socialistas al poder en beneficio de otras pasiones menores y cursivas, como la dignidad, el orgullo y la venganza, dejan abierto el campo al partido centrista. La posibilidad de un gobierno de izquierdas, que sume al Psoe con el partido Podemos es nula. Para que esa alianza cuajase (y aún habría que verlo) necesitaría el apoyo de los nacionalistas catalanes; pero esa gente, como ha dicho con claridad rural el convicto soldado Homs, se ha ido a la guerra y ya veremos como vuelve, los que vuelvan.
Cuando un partido renuncia a su regeneración desde dentro se la hacen desde fuera, como enseña el último ejemplo francés. Y, por tanto, la regeneración de lo que fue el Psoe está en manos de C’s. El espacio de sentido que se abre desde el frustrante anquilosamiento del Pp hasta el desvarío populista, por cuyo liderazgo compiten con afán Sánchez e Iglesias, podría ser ocupado sin retorcimientos ideológicos ni estratégicos por C’s. Pero si el regalo de la inhibición socialista no fuera suficiente, la inmediata política española va a girar en torno a una grave crisis institucional en Cataluña que no va a excluir los disturbios. Los dirigentes y militantes de C’s conocen mejor que nadie el principal problema español y tienen sobre él autoridad moral y técnica.
Así pues, las circunstancias están dadas para que C’s haga en toda España lo que ya hizo en Cataluña, que fue aproximar a la irrelevancia a dos partidos allí ya inservibles, el Pp y el Psc. Necesitará el talento que Alain Minc le negaba hace poco, al modo enarca, a Albert Rivera, cuando lo comparaba con Emmanuel Macron. Pero, sobre todo, necesitará carácter. El carácter incluye la ausencia de complejos y unas convicciones a las que no afecte el griterío ni el peso muerto de la costumbre. Un centrista necesita mucho carácter, porque camina flanqueado a izquierda y derecha por rencorosos dinosaurios. El centrismo es más firmeza que gelatina. Dicho en geómetra: la diana en el círculo y no la equidistancia en el segmento. C’s, por último, necesita crecer en la acción más que en la reacción. De ahí la conveniencia de que tramite abiertamente una generosa oferta pública de adquisición de la antigua empresa cotizada que tenía a gala ser la que más se parecía a España. Para evitar que sea España la que acabe pareciéndose al Psoe.