EL MUNDO – 08/06/14
· Miembros influyentes de la sociedad civil fraguaron en 2009 un proyecto para aproximar al Heredero a Cataluña a través de Gerona, la plaza más complicada para la Familia Real.
La operación Felipe VI en Cataluña comenzó a trabajarse en el año 2009. Adelantándose al final del reinado de Juan Carlos I –algún día tenía que ocurrir por abdicación o fallecimiento–, miembros importantes de la llamada sociedad civil catalana comenzaron a diseñar una campaña de promoción y conocimiento del futuro Rey de España. Se trataba de que su imagen se convirtiera en más cotidiana y que el Príncipe también tuviera la oportunidad de conocer de primera mano los matices y los pequeños detalles de una sociedad como la catalana.
La Casa Real estaba en un momento de caída gradual de su popularidad en Cataluña. La proximidad se mantenía a través de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Todavía no habían llegado los años oscuros que convertirían Nóos en un caso judicial. La duquesa de Palma seguía trabajando en La Caixa, con lo que era habitual verla por la avenida Diagonal, y él tenía las oficinas de sus empresas de marketing deportivo también en Barcelona.
En aquellos días la presencia de la Infanta Cristina en los actos sociales barceloneses era normal. En los públicos y en los privados. Sin ir más lejos, por ejemplo, los duques de Palma fueron invitados por la agente literaria Carmen Balcells al último cumpleaños que Vargas Llosa celebró en Barcelona. Nadie se lo tomó como excepción. Estaban en el decorado.
Sin embargo, la presencia del Príncipe de Asturias era muy esporádica y excesivamente protocolaria. Por ello, era necesario convertirlo en habitual, pero con una excusa de peso. Algo parecido a lo que es el futuro Rey de España para Asturias. En la operación contaron, y cuentan, con personas de mucha influencia. Antoni Esteve, presidente del grupo farmacéutico Esteve; Javier Godó, editor de La Vanguardia; el propio Isidre Fainé, presidente de La Caixa. Todos ellos, y algunos más, decidieron impulsar una fundación a imagen y semejanza de Asturias.
No fue difícil encontrar el camino.
Sólo había que impulsar uno de los títulos de Don Felipe, el de Príncipe de Girona. La operación era ambiciosa pero con muchas posibilidades de éxito y, además, podía ser muy beneficiosa para la buena imagen de la Casa del Príncipe. Gerona era y es una ciudad difícil para la Familia Real. Sin embargo, existía mucho interés por conseguir que eso cambiara.
Tuvieron el apoyo y la complicidad desde el primer momento de Josep Lagares, un empresario gerundense de Besalú, presidente de Metalquimia y uno de los mayores y buenos filántropos que tiene el país. Además, recibieron el apoyo de Arcadi Calzada, en aquella época todavía presidente de Caixa de Girona. Pero su colaboración salió rana. Al poco tiempo acabó siendo investigado por cometer irregularidades al frente de la entidad de ahorros. La investigación le supuso abandonar, tras el primer año, la dirección general de la Fundación.
La labor del Príncipe en Gerona al frente de esta Fundación ha sido intensa y laboriosa. No se ha dedicado a dejar que otros le hicieran el trabajo. Todo ello le ha llevado a entablar relación con personas de la sociedad gerundense en general, además de jóvenes universitarios, emprendedores y científicos, todos a través de los premios que entrega la Fundación o de las conferencias y debates del Foro Impulsa. Además de encuentros esporádicos con periodistas gerundenses, muchos de ellos establecidos en medios de Barcelona. En definitiva, impulsar al Príncipe Felipe y la Princesa Letizia en Cataluña a través de la plaza más contraria a la Familia Real: Gerona.
El trabajo ya está hecho y continúa. Se produce la coincidencia de que uno de los primeros lugares donde el futuro Rey tendrá que intervenir ante un gran aforo será en las jornadas de su Fundación, que comienzan el 26 de junio próximo. Unos días después de su entronización como Felipe VI.
Ahora deberá consolidar la labor hecha, aunque no esté personalmente al frente. Cataluña y el 9 de noviembre son sus primeras asignaturas. Se espera una actuación inteligente. Y cuenta con más gente dispuesta a ayudarle de la que espera. Como siempre ha hecho Barcelona, y más con alguien que fue alumno de catalán de Baltasar Porcel.
EL MUNDO – 08/06/14