ÁLEX SÀLMON – EL MUNDO – 14/05/16
· En Cataluña todos van a su aire. El PSC pasa de Pedro Sánchez a través de Jaume Collboni, su verso libre, y Ada Colau, a causa de su torpe gestión, se ve obligada a ser rescatada por los socialistas.
Sin embargo, esta joint venture política es producto de una operación de mayor volada.Y es que a Colau, Pablo Iglesias le interesa de momento. La tensión en la elaboración de las últimas listas a las generales lo corroboran. En Cataluña, la conocida como Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), liderada por Colau, y la construcción de Podemos, fue a la vez pero en paralelo. Una línea paralela muy cercana, es cierto, pero sin intersecciones.
La suave tensión entre los dos grupos se evidenció en la elaboración de listas para las elecciones catalanas. No hacía ni tres meses que Colau había pasado de cero a 11 concejales. A pesar de ello, en las listas, los afines a la alcaldesa fueron relegados. Tanto fue así que Colau se desentendió de la campaña, cuestión que no pasó inadvertida. Lluís Rabell, un casi desconocido, lograba sólo 11 diputados, lo que se consideró por la izquierda de la izquierda catalana como un fracaso, ante las buenas expectativas que habían dejado en las elecciones municipales.
La elaboración de las listas para las generales fue distinta. El fracaso de las catalanas situaba a la alcaldesa en la mejor posición para situar a su gente mejor. Así cambió la denominación, Catalunya Sí Que Es Pot, por el de En Comú Podem, con Xavier Domènech al frente. Un jeroglífico de palabras que unía la marca Podemos en catalán con la denominación con la que Colau se había presentado a las municipales, Barcelona en Comú. Un lío, es cierto. Pero fundamental para entender por qué Colau decide unir fuerzas a una de las estructuras políticas municipales seguramente más fuertes de España. El PSC, con los Serra, Maragall, Clos y Hereu gobernaron Barcelona durante 32 años (1979-2011). Experiencia por un tubo.
Este acuerdo debe ser analizado en corto y en largo. Para entender el primero hay que profundizar en la gestión municipal del día a día. En definitiva, Colau sabe que ella tiene la fama y el nombre, pero no el equipo. Y que la supuesta buena voluntad que a toda persona se le supone no soluciona los problemas de la ciudad.
La llegada de los cuatro concejales socialistas sitúa al menos a dos de las más expertas concejales del pasado, Montserrat Ballarín y Carme Andrés, a gestionar temas, por ejemplo de comercio o turismo, algunas de las patatas calientes que este Gobierno municipal tiene atragantadas.
Pero la cosa no queda ahí. Colau y el PSC están llamados a entenderse, aunque eso suponga largas horas de conversación con las direcciones del PSOE, para hacer entender que Colau es línea cercana y necesaria si el PSC quiere seguir existiendo. Y detrás de este movimiento municipal existe otro supra autonómico dispuesto a hacer converger grupos separados en uno único que intente solucionar las carencias del otro.
Al PSC le falta un líder para recuperar la Generalitat, y la líder, conducida a golpes de populismos, carece de equipo organizado aunque debilitado por sus flojos resultados electorales. Suena a invento raro. De momento, ya son nuevo Gobierno en Barcelona.
ÁLEX SÀLMON – EL MUNDO – 14/05/16