EL MUNDO 19/05/13
La Guardia Civil releva a cinco agentes de Lodosa que fueron víctimas suyas
El permiso que por primera vez ha disfrutado el terrorista arrepentido Valentín Lasarte ha generado problemas inesperados en la Guardia Civil. Una de las condiciones era pasar los tres días fuera del País Vasco, para no herir a sus víctimas. El propio recluso se había ofrecido a ello y la Audiencia Nacional y el Ministerio del Interior hicieron suya esta limitación. El preso podía elegir dónde dormir y optó por Lodosa, feudo de UPN de 4.939 habitantes al sur de Navarra.
Lo que no sabían las autoridades era que en el pequeño y viejo cuartelillo donde debía firmar a diario viven y trabajan no tres, como trascendió primero, sino cinco agentes que estaban destinados en Arnedo –en La Rioja, a 25 kilómetros– cuando, el 17 de agosto de 1995, Valentín Lasartebuscó una matanza que causó 40 heridos.
La voz de alarma la dio el viernes por la tarde el colectivo vasco de víctimas, Covite. La Dirección de la Guardia Civil ordenó atajar el problema: evitar que los cinco agentes –que no resultaron heridos en el atentado aunque sus casas resultaron afectadas– se crucen con él. Por eso, según fuentes de Interior, han sido relevados de sus servicios este fin de semana.
Que los etarras no puedan residir en los municipios donde viven sus víctimas no aparece en la legislación, pero es una condición que a veces incorporan los jueces, además de una petición recurrente de las asociaciones de víctimas. Especialmente tras la experiencia de Pilar Elías, viuda del edil de UCD Ramón Baglietto, que debía cruzar todos los días por la cristalería que había montado uno de los asesinos de su marido a 50 metros de su casa en Azkoitia (Guipúzcoa). Su caso fue muy claro, pero en otros resulta difícil que los terroristas más sanguinarios de los 80 y 90 no coincidan con alguna de sus víctimas allá donde vayan; sobre todo si regresan a la pretendida Euskal Herria.
Los guardias civiles no trabajan este fin de semana para no cruzarse con él
El protocolo varía mucho. En julio de 2012, antes de la tormentosa excarcelación del secuestrador de Ortega Lara Josu Uribetxeberria Bolinaga –que supuso la parálisis de la vía Nanclares mediante la concesión de beneficios penitenciarios a los arrepentidos, hasta ahora–, la Audiencia Nacional puso en libertad condicional a José Manuel Fernández Pérez de Nanclares y a Fernando Vicente de Luis Astarloa, sin prohibirles acercarse a Bilbao, donde residen sus víctimas, como pedía la Fiscalía. El tribunal dio la razón al juez central de Vigilancia Penitenciaria: plantear «a día de hoy» esa exigencia «carece de cualquier proporcionalidad».
Lasarte fue condenado a 340 años por participar en siete asesinatos en un tiempo récord (de 1993 a 1996), entre ellos, dos muy simbólicos: los del popular Gregorio Ordóñez y el socialista Fernando Múgica. Ha renunciado a ETA, pedido perdón a las víctimas y comenzado a pagar las indemnizaciones, pero las plataformas de afectados critican que no ha dicho todo lo que sabe para aclarar asesinatos sin resolver. El viernes fue seguido por una nube de medios en Lodosa porque el destino de su permiso ha trascendido.